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CATÁSTROFE AÉREA

'Empecé a ver fotos de los niños y me sentí mal', dice el cónsul de España en Moscú

Cinco personas salvaron la vida porque no cumplían los requisitos para obtener un visado

Pilar Bonet

'Empecé a ver fotos de los niños y me sentí mal'. El cónsul de España en Moscú, Pablo Platas, relata así el estado de ánimo que le invadió ayer al examinar las fichas de los pasajeros del Tupolev 154, a los que él mismo había firmado el visado pocos días antes. Eran 50 menores de edad, ocho de los cuales no habían cumplido los 12 años, además de siete acompañantes adultos y una docena de miembros de la tripulación. Se trataba de 69 de las 71 personas que perdieron la vida en el choque del avión de la compañía Bashkirian Airlines con el Boeing 757 sobre el espacio aéreo alemán cerca de Suiza.

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Procedían de Ufá, la capital de la república de Bashkortostán, y habían partido del aeropuerto de Domodédovo, en Moscú, el lunes por la noche con destino a Barcelona. Antes habían pasado un fin de semana descubriendo Moscú, una ciudad que muchos de ellos no conocían. 'La inmensa mayoría de los niños, si no todos, eran hijos de altos cargos de la Administración Presidencial de Bashkortostán, de funcionarios de los ministerios y de la representación local de Unesco y también de banqueros', señala Platas. En el despacho del cónsul, además de las solicitudes de visados de los desgraciados viajeros, se apila todavía el papeleo requerido según las normas de Schengen, incluidos los certificados de trabajo de los padres de los niños.

Bashkortostán es una privilegiada república de la Federación Rusa rica en petróleo y orgullosa de su identidad nacional. Los niños del Tupolev 154 eran hijos de familias ricas o acomodadas, casi todos adolescentes, que iban a veranear a la Costa Dorada durante dos semanas. Sus padres podían costearles los establecimientos hoteleros en los que iban a alojarse. Grupos de turistas infantiles como los que perecieron el lunes son escasos, según el cónsul. Los contingentes de niños rusos que pasan sus vacaciones en España, por lo general, practican el turismo de acogida en familias o participan en programas financiados por alguna ONG. Con estos dos regímenes de carácter social viajan anualmente a España un total de 10.000 niños de Rusia y Bielorrusia.

Para bien o para mal, el sistema Schengen, tan denostado por los rusos, fue el lunes un instrumento del destino. Sin saberlo, Platas salvó a cinco personas de la muerte al negarse a expedirles un visado el mismo viernes. Eran un matrimonio con sus dos niños y una joven mayor de edad, a los que el cónsul requirió más información antes de dar luz verde para el viaje. El grupo tenía que haber volado el sábado, pero se confundió de aeropuerto y perdió el vuelo. La obligada espera de un nuevo avión hizo que los cinco pasajeros sin visado concibieran esperanzas de poder completar las formalidades a tiempo para el nuevo plazo de partida, prevista esta vez para el lunes. Los funcionarios de la representación oficial de Bashkortostán en Moscú llamaron 'con insistencia' al consulado. Platas se negó a adelantar el trámite de tres días. 'Si me hubiera saltado las normas, hoy me sentiría agobiado por la responsabilidad personal', dice el cónsul, que, según afirma, se limitó a cumplir el reglamento.

Ayer, la representación de Bashkortostán daba las gracias a la Embajada de España por haber salvado la vida de cinco personas, incluido Dim Juzhim, funcionario del Consejo de Ministros que, según la agencia Itar-Tass, casi había echado 'espuma por la boca' cuando no pudo conmover a los españoles en su intento de demostrar que sus documentos estaban en regla.

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La nave más moderna

El avión siniestrado era la nave más moderna de Bashkirian Airlines. Había sido construido en 1995 y cumplía con las normas europeas sobre ruido, además de tener un moderno sistema de prevención de peligros cercanos. El piloto, Alexandr Gross, de 52 años, tenía 12.000 horas de vuelo y más de 30 años de experiencia. Desde 1991 cubría trayectos internacionales y había estado en los Emiratos Árabes y en Pakistán, entre otros países.

Bashkirian Airlines salió al paso de las versiones de los controladores suizos, según las cuales el piloto del avión no hablaba bien inglés. Desde Ufá, el vicedirector general de la compañía, Vladímir Ivanov, manifestó que tanto el piloto como el copiloto Murad Utkúlov, con 8.500 horas de vuelo y 17 años de experiencia, dominaban ese idioma.

La fiscalía de la región de Moscú ha incoado una investigación criminal sobre 'la transgresión de las normas de seguridad de circulación y explotación del transporte aéreo' con resultados mortales. Los representantes oficiales rusos se abstenían ayer de sacar conclusión sobre las causas de la catástrofe.

Los responsables del Ministerio de Transportes instaban a esperar los datos finales de la investigación internacional que comenzó ayer. Mientras tanto, Nikólai Odégov, el jefe de Bashkirian Airlines, achacaba la catástrofe a un error de los servicios de control aéreos alemanes. El presidente Vladímir Putin expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y ofreció su ayuda al presidente de Bashkortostán, Murtazá Rajímov, que decretó tres días de luto. Alemania facilitó visados urgentes gratis a los parientes de los fallecidos. Expertos rusos, con el viceministro de Transportes, Pável Rozhkov, a la cabeza, volaron ayer al lugar de la catástrofe.

La cola del Tupolev siniestrado, ayer, en el lugar donde cayó tras chocar en vuelo con un Boeing 757 sobre el espacio aéreo de Alemania.
La cola del Tupolev siniestrado, ayer, en el lugar donde cayó tras chocar en vuelo con un Boeing 757 sobre el espacio aéreo de Alemania.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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