La administración ante la ciudad orinada
Este año solicité la prolongación de mi Tarjeta de Residente Comunitario ante la Administración General del Estado, en la Unidad de Extranjeros de Valencia. Unos meses después la administración me ordenó ir a recogerla.
Me encontré una cola inmensa de extranjeros (conté más de 200). Media hora más tarde observé un hombre que acudió a un funcionario y le preguntó por los servicios. El funcionario le dijo que no había para las personas que esperaban y le aconsejó ir a un bar. No sólo ese señor sino muchos otros incívicos orinaban en todas las puertas de los alrededores. Mi pregunta al señor César Gavela es: ¿Son incívicos solamente los que orinan -como usted escribió [véase La ciudad orinada en EL PAÍS del martes pasado]- o es más incívico el comportamiento de la Administración General del Estado?
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