Muerte en la favela
Un periodista brasileño, asesinado por un capo cuando realizaba un reportaje
El presagio se transformó en macabra realidad. La policía brasileña ha confirmado el asesinato del periodista de TV Globo Tim Lopes, de 51 años, que desapareció hace nueve días en una favela de Río de Janeiro cuando realizaba una investigación sobre el crimen organizado en torno al narcotráfico. Dos miembros de la banda homicida detenidos el domingo confesaron que el reportero fue 'juzgado y condenado' sumariamente por un tribunal fantoche de delincuentes, tras descubrir que Lopes preparaba un reportaje. El presidente Fernando Henrique Cardoso expresó su indignación en nombre 'de todos los brasileños' y aseguró que este crimen 'rebasa todos los límites'.
El asesinato ha conmocionado a la profesión periodística, que hoy siente como nunca la indefensión frente a los delincuentes. 'Es la primera vez que asesinan a un periodista en Río de Janeiro', dice Felipe Werneck, corresponsal de O Estado do São Paulo y colega de Lopes. El viernes pasado, una manifestación de compañeros de la víctima convocada por sindicatos y asociaciones de prensa recorrió las calles de Río para exigir mayor eficacia a las autoridades frente a la violencia y reclamar por el paradero del periodista desaparecido.
El jefe de la banda condenó a muerte a Tim Lopes y utilizó un sable para abrir su cuerpo en canal
Tim Lopes fue visto por última vez a las ocho de la tarde del pasado 2 de junio por el chófer que le dejó a la entrada de la favela Vila Cruzeiro, en el llamado Complexo do Alemão, donde viven unas 250.000 personas. La policía empezó a rastrear la zona al día siguiente. Era la cuarta vez que el veterano reportero visitaba aquel territorio de alto riesgo y la segunda que lo hacía con una microcámara oculta. Esta vez su objetivo era grabar clandestinamente una fiesta de música funk, en la que la venta de drogas y la prostitución infantil, con shows de sexo explícito, eran los protagonistas.
La luz del aparato grabador alertó a uno de los narcotraficantes, que rápidamente dio la voz de alarma al capo Elias Pereira da Silva, Elias Maluco, el hombre más buscado por la policía de Río de Janeiro, con dos órdenes de captura por homicidio y tráfico de estupefacientes. Según la policía, Elias Maluco dirige un ejército de más de 300 hombres armados y controla la mitad de la droga que se distribuye en Río. Unas 250.000 personas viven bajo su dictado en las favelas del norte de la ciudad. Hace dos años salió en libertad provisional después de pasar más de tres años preso.
El jefe de la banda ordenó el traslado del periodista a la Favela da Grota, su reducto principal, donde sus secuaces dispararon a las piernas de la víctima para impedir un intento de fuga. Maniatado y ensangrentado, fue trasladado a un lugar conocido como Microondas, donde se realizan las ejecuciones. El macabro tribunal presidido por Elias Maluco dictó la pena capital. La sentencia la ejecutó, según la confesión de los detenidos, el jefe supremo con una espada de tipo samuray, que abrió en canal el cuerpo de Tim Lopes. Uno de los participantes en el simulacro de juicio, conocido como Ratinho, había sido grabado en una ocasión anterior por la cámara oculta del periodista y aparecía en el reportaje Feria de droga, que emitió la cadena de televisión Globo, y recibió el Premio Esso de periodismo televisivo. El cadáver fue quemado y enterrado en un cementerio clandestino. La policía de Río ha desplegado un espectacular operativo en busca de los restos del periodista asesinado y un equipo especial de la Policía Federal ha sido enviado desde Brasilia.
Entidades defensoras de la libertad de expresión y la Organización de Estados Americanos (OEA) han condenado el brutal asesinato y exigido la identificación y captura de los responsables. La gobernadora del Estado de Río, Benedita da Silva (Partido de los Trabajadores), que asumió el cargo hace dos meses, ha prometido no dar tregua a los criminales.
Las cifras de la violencia en el Estado de Río hablan por sí solas. En abril se registraron 668 homicidios, a un promedio de 22 por día, y en los cuatro meses de 2002 la cifra fue de 2.351, mientras que en el mismo periodo del año anterior, los homicidios fueron 2.189.
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