Vivo debate sobre el 'Libro de Estilo de EL PAÍS'
El primer Libro de estilo de EL PAÍS apareció en 1977. Era un manual finito de color azul de uso interno para los redactores del periódico. La edición de 1990, visto el interés de los lectores, se puso ya a la venta. Y ese interés se mantiene, porque ayer, el Pabellón Carmen Martín Gaite, donde se celebró un debate sobre la nueva edición, la número 16, estaba abarrotado. Moderó la mesa redonda Juan Cruz y participaron los autores del libro, Clara Lázaro y Álex Grijelmo, el escritor Mario Vargas Llosa y el director de EL PAÍS, Jesús Ceberio.
El recuerdo del crítico taurino Joaquín Vidal, fallecido recientemente, estuvo presente en todo momento. Una anécdota que le ocurrió a él sirvió a Grijelmo para explicar por qué es necesario revisar permanentemente el Libro de Estilo. Sucedió hace unos años, cuando el libro obligaba a escribir las horas con números. O sea las 13.00 horas, no la una. Vidal puso a una de sus crónicas un título lorquiano: 'Una gran faena a las cinco de la tarde'. Los correctores no tragaron: 'Una gran faena a las 17 horas'. 'A partir de ese momento nos dimos cuenta de que había que cambiar algunas cosas', dijo Grijelmo.
Ceberio definió lo que es un libro de estilo: 'Es una especie de código de circulación que nos obliga a todos los periodistas, excepto a los escritores y colaboradores externos'. Vargas Llosa añadió que a él le resulta 'utilísimo'. 'Es imprescindible en un mundo que cambia a velocidad vertiginosa, con países que desaparecen y reaparecen con otro nombre, con todas esas siglas de las organizaciones internacionales... Me admira la sencillez y transparencia con que resuelve los problemas prácticos a que se enfrentan periodistas y cronistas'.
Ceberio habló de las innovaciones que se han introducido en esta edición. 'El primer capítulo, que se refiere a la deontología, es fundamental y, aunque apenas ha sufrido cambios, sí hemos introducidos algunos principios muy importantes que se refieren a los conflictos de intereses, para que los lectores tengan garantías de que los periodistas no están defendiendo intereses personales, empresariales o políticos. Ha participado muy activamente el Comité de Redacción, que ha pedido ya su ampliación, que desarrollaremos en un futuro inmediato'.
Vargas Llosa avivó el debate cuando dijo que veía una contradicción en el título. 'Libro de estilo de EL PAÍS. Me cuesta creer que el estilo sea algo institucional. La predisposición del estilo es apartarse de la norma, y parece que conspira contra que los periodistas tengan un estilo propio, es como si el estilo fuera corporativo', dijo. 'Claro que los grandes periodistas desaparecen detrás de lo que quieren decir', añadió. Grijelmo respondió con un ejemplo musical: 'Ningún músico diría que el solfeo es un corsé'. A partir del solfeo se puede hacer buena o mala música, afirmó. 'Dentro de las normas generales hay un rincón para el estilo y en el libro caben los estilos de todos los redactores'.
Clara Lázaro dijo que, a diferencia de la literatura, en la que 'la forma es tan importante como el contenido', el periodismo debe ser algo más 'neutro'.
Se habló mucho de las relaciones entre literatura y periodismo, y Vargas citó a dos grandes columnistas, Azorín y, sobre todo, Ortega y Gasset, 'un modelo para todos los que escribimos en un periódico. Su lenguaje fue rico, original y creador y las urgencias e inmediateces del periodismo no le empobrecieron nunca. Siempre fue riguroso'.
La portada de El Libro de estilo de EL PAÍS (Ediciones El País) ha sido diseñada por Daniel Gil. El libro cuesta 21 euros; en la feria, 18,90.
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