'Los procesos de destrucción y regeneración celular en la diabetes se pueden controlar'
Ramón Gomis de Barbarà (Reus, 1946) es uno de esos investigadores en medicina que, a pesar del fuerte empuje de la terapia génica, está convencido de que los fármacos todavía tienen muchas cualidades que demostrar en el tratamiento de las enfermedades. 'Busco sustancias que modifiquen genes que uno ya lleva encima'. Esta convicción, aplicada a la investigación sobre la diabetes, le ha llevado a desarrollar un fármaco, el tungstato sódico, que transforma células madre del páncreas en células beta capaces de producir insulina.
Pregunta. ¿Cómo funciona el tungstato sódico?
Respuesta. La diabetes se produce por la destrucción de las células beta del páncreas, productoras de insulina, a manos del propio mecanismo de defensa del organismo. Pero en el páncreas existe un número reducido de células madre o células precursoras que podemos multiplicar y transformar en nuevas células beta capaces de producir insulina de forma autónoma. El tungstato sódico consigue este efecto en el 80% o 90% de los casos en ratas. Es lo que se conoce como inducción de neogénesis y consiste en aprovechar la capacidad del organismo para regenerarse.
'Busco sustancias que modifiquen los genes que la persona ya lleva encima'
P. Bernat Soria, en el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche, también utiliza células madre en sus investigaciones sobre diabetes.
R. Sí, pero sus estrategias son diferentes a la nuestra. Actualmente existen tres líneas relevantes de investigación en diabetes. En primer lugar, el trasplante celular. Consiste en injertar tejido sano en el páncreas del paciente. Este tejido puede venir de un donante, pero el tratamiento no tiene mucha viabilidad, ya que el organismo suele rechazar el trasplante y hay que administrar inmunosupresores con importantes efectos secundarios. Además, no hay suficientes donantes en el mundo para tratar una enfermedad tan prevalente. El tejido a trasplantar también puede venir del cerdo, pero en este caso la inmunosupresión tiene que ser tres veces más fuerte y existe el peligro de la transmisión de virus. Por último, el trasplante puede proceder de células madre. En esto es en lo que trabaja Bernat Soria. Las ventajas que tiene esta opción es que podemos conseguir todas las células que queramos y podemos manipularlas en el laboratorio para hacerlas más resistentes al ataque inmune.
P. ¿Cuál es la segunda línea de investigación?
R. La otra estrategia es la terapia génica. Ésta es la que sigue Fàtima Bosch en la Universidad Autónoma de Barcelona. Se inyectan en el organismo genes para inducir la reproducción de las células dañadas. Ella ha utilizado el factor de crecimiento IGF-1 y ha obtenido buenos resultados en animales. Pero hay preguntas que todavía están por responder. ¿Puede este factor de crecimiento acabar produciendo la aparición de tumores? o ¿cómo podemos introducir el gen? La tercera es nuestra estrategia, la inducción de neogénesis, que no necesita trasplantar células beta exógenas obtenidas a partir de células madre tratadas en el laboratorio, porque utiliza las células precursoras ya existentes en el páncreas. Y tampoco necesita introducir nuevos genes, porque los fármacos pueden conseguir que las células madre del páncreas se transformen en células beta de forma más controlada que con la terapia génica. Los cambios en las dosis del medicamento permiten controlar su efecto, pero nunca se sabe cómo actuará un nuevo gen.
P. ¿Su tratamiento no tiene inconvenientes?
R. Sí que los tiene. Puede ocurrir que las células madre propias no sean suficientes para regenerar el tejido dañado. En cambio, utilizar células madre exógenas tiene la ventaja de que se puede disponer de todas las que se desee. Además, que hayamos conseguido regenerar el tejido del páncreas que produce la insulina no significa que hayamos curado definitivamente la diabetes. Hasta ahora hemos estado trabajando con ratas a las que les hemos administrado inmunosupresores para evitar que el sistema inmunológico del organismo destruyera las nuevas células beta que ha generado el tungstato sódico. Puede ocurrir que, una vez anulada la inmunosupresión, las defensas ataquen también a las nuevas células beta.
P. ¿Puede ocurrir también lo contrario?
R. Esperamos que sí, pero no lo sabemos todavía con exactitud. Estamos en esa fase de la investigación. Puede ser que estas células de novo tengan más mecanismos de defensa que aquellas a las que sustituyen. Pensamos que las células que han surgido de las células madre pueden tener otras características. De todos modos, este problema también lo puede tener Bernat Soria con sus células madre exógenas.
P. Buscar una forma de evitar que las defensas destruyan las células beta parece el paso más lógico.
R. Ésa es nuestra segunda línea de investigación. Estamos estudiando el proceso por el que las defensas destruyen las células beta. Esta destrucción se expresa en unos determinados péptidos, y lo que hemos aprendido es que modificando estas expresiones podemos detener parte del proceso. Creemos que tanto el proceso de destrucción como el de regeneración celular en la diabetes se pueden modular. En el caso de la destrucción celular aún estamos en fases muy iniciales de la investigación, intentando entender cómo se produce. Creemos que el péptido FAS tiene mucho que ver en la regulación del proceso de destrucción celular por muerte programada.
P. ¿En qué estado se encuentra la investigación en la regeneración de las células beta con tungstato sódico?
R. A finales de este mes tendremos los resultados de toxicidad del tungstato sódico. Si son positivos, comenzaremos los ensayos en voluntarios sanos en septiembre, y entre septiembre y febrero llevaremos a cabo las pruebas en enfermos.
Diabetes tipo 2 y prevención
Aunque la diabetes de tipo 1 es más grave que la de tipo 2, esta última es más prevalente. Y lo es cada vez más, porque la expansión de la obesidad entre la población occidental es el principal factor de riesgo para desarrollar la diabetes de tipo 2. Pregunta. ¿Cuál es el origen de la diabetes de tipo 2? Respuesta. La diabetes en adultos está muy ligada al cambio de estilo de vida. El sedentarismo, la alimentación inadecuada y el estrés propician la aparición de la diabetes de tipo 2. P. ¿Qué se está haciendo para combatirla? R. Estamos trabajando en la prevención. Pronto publicaremos en la revista The Lancet un artículo en el que demostramos que con la prevención podemos retrasar la aparición de algunos casos de diabetes. Una forma de hacerlo es encontrar fármacos para tratar la obesidad. El 80% de los adultos diabéticos son obesos. Además, hemos encontrado una molécula que modifica el azúcar después de las comidas y con la que hemos conseguido prevenir la diabetes.
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