Las obras de la Franja enfrentan de nuevo a la Iglesia catalana y aragonesa

El contencioso que enfrenta desde hace siete años a las diócesis de Lleida y de Barbastro-Monzón por la propiedad de casi un centenar de obras de arte depositadas desde hace siglos en el Museo Diocesano de Lleida, ha dado un nuevo giro después del último recurso presentado por el obispo de Lleida, Francesc Xavier Ciuraneta, ante la Signatura Apostólica de Roma. El recurso, que según la Generalitat ha sido aceptado por el Vaticano, obliga a reanudar el proceso de devolución de las piezas procedentes de las 111 parroquias oscenses de la Franja de Ponent.

Las 111 parroquias oscenses de la Franja se segregaron en 1995 de la diócesis de Lleida. Se han suspendido los trabajos de la comisión mixta creada hace ocho meses con el fin de estudiar la titularidad de cada obra reclamada por Aragón. Esta comisión, formada por seis miembros de cada diócesis, se había reunido varias veces y, según confesó ayer un miembro de la parte catalana, 'en todas las sesiones celebradas reinó siempre una gran cordialidad, lo cual facilitó el entendimiento'.

La decisión de presentar un nuevo recurso contra el decreto de la Nunciatura del 29 de junio de 1998, que obligaba al Obispado de Lleida a devolver los bienes artísticos al de Barbastro-Monzón, ha sido acogida con satisfacción en todas las instituciones que forman parte del consorcio encargado de construir y gestionar el futuro Museo Diocesano y Comarcal de Lleida.

El obispo Ciuraneta explicó ayer que gracias a los trabajos de la comisión mixta 'han aparecido claros indicios documentales' que avalan las razones canónicas, históricas y jurídicas esgrimidas por el Obispado leridano para conservar todas las piezas del museo. 'Dada la obligación que tiene el obispo de Lleida de administrar diligentemente los bienes de la diócesis que le ha sido confiada por el Santo Padre, he creído que era obligación presentar un memorial a la Signatura Apostólica solicitando la restitución in integrum de dicho patrimonio', afirmó el prelado, que también ha solicitado que, mientras tanto, se suspendan los trabajos de la comisión creada hace ocho meses con el fin de estudiar la titularidad de cada obra reclamada por Aragón. Esta comisión, formada por seis miembros de cada diócesis, se había reunido varias veces y, según confesó ayer un miembro de la parte catalana, 'en todas las sesiones celebradas reinó siempre una gran cordialidad, lo cual facilitó el entendimiento'.

Ciuraneta, que no quiso desvelar la naturaleza de las pruebas encontradas, ha enviado una carta al obispo de Barbastro-Monzón, Juan José Omella, comunicándole su decisión.

Esta maniobra jurídica permitirá ganar tiempo a las instituciones catalanas que estaban dispuestas a recurrir a la vía civil para defender la integridad de las colecciones de arte sacro de la diócesis de Lleida. El consejero de Cultura, Jordi Vilajoana, que presidió ayer la reunión del Consorcio del Museo Diocesano y Comarcal de Lleida, dio gracias a Ciuraneta, y aseguró que con su comportamiento 'ha defendido los derechos de los feligreses'. Vilajoana dijo que el recurso episcopal constituye una gran noticia porque permitirá reabrir el procedimiento y demostrar que las obras pertenecen al Patrimonio Cultural Catalán.

El plenario del consorcio aprobó ayer la inmediata construcción de les obras del nuevo edificio en unos terrenos cedidos por la Diputación.

El consorcio institucional que debe gestionar el futuro equipamiento cultural se constituyó hace tres años bajo la presidencia del ex consejero de Cultura Joan Maria Pujals, quien anunció que el museo estaría acabado en 2002. Desde entonces no sólo no se ha avanzado en el proyecto, sino que el presupuesto ha crecido de 9,3 a 13,5 millones de euros (de 1.550 a 2.250 millones de pesetas). La Generalitat, como responsable de la conservación del patrimonio artístico, siempre ha defendido que es la única institución que tiene competencias para decidir sobre el destino de las valiosas colecciones de arte sacro que se conservan en el museo leridano, que en 1999 fueron incluidas en el Catálogo del Patrimonio Cultural Catalán.