India y Pakistán despliegan un millón de soldados en sus fronteras
El Ejército paquistaní lanza un nuevo misil capaz de llevar cabezas nucleares
El presidente de EE UU, George W. Bush, señaló ayer que su país está dispuesto a encontrar una salida al enfrentamiento entre India y Pakistán que puede derivar en una guerra de 'consecuencias impredecibles'. El Gobierno paquistaní probó ayer con éxito un misil balístico tierra-tierra, el segundo en menos de 24 horas, capaz de albergar cabezas nucleares, lo que ha elevado la tensión entre ambos vecinos, enfrentados por Cachemira. India y Pakistán tienen cerca de un millón de soldados desplegados en su frontera común listos para enfrentarse en la que puede ser su cuarta guerra desde 1947.
Poco antes de concluir su visita oficial a Rusia, Bush señaló a la prensa que Washington está listo para buscar una solución al conflicto indo-paquistaní en cooperación con sus aliados, entre ellos Rusia. En la madrugada del domingo, el Gobierno de Pakistán probaba con éxito el Ghaznavi de tipo Hatf 3, un misil balístico de corto alcance tierra-tierra, según informó el Gobierno mediante un comunicado leído en la televisión estatal. La prueba, la segunda de estas características en 24 horas tras el lanzamiento el sábado del Hatf 5, que fue reprobado por la comunidad internacional con EE UU y Rusia a la cabeza, provocó una airada respuesta india, que pidió a 'la comunidad internacional que entienda que la paciencia india tiene un límite'.
'Ésta ha sido la primera prueba del misil Ghaznavi de la serie Hatf, capaz de transportar ojivas nucleares con precisión a una distancia de 290 kilómetros', añadió la televisión estatal. El pasado sábado, Pakistán lanzó con éxito el misil de alcance medio Ghauri, capaz de alcanzar objetivos a 1.500 kilómetros de distancia con cabezas nucleares o convencionales de 700 kilos.
Estos ensayos militares, que forman parte de una serie de pruebas previstas por Pakistán entre el pasado viernes y mañana, se producen en plena escalada de tensión entre India y Pakistán, con cerca de un millón de soldados desplegados a ambos lados de la disputada región de Cachemira, que ha colocado a ambos países al borde de librar la cuarta guerra desde su independencia en 1947.
De hecho, en una entrevista que publicaba ayer el diario The Washington Post, el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, reconocía que la situación es 'tensa, seria y extremadamente explosiva' y que las relaciones entre Islamabad y Nueva Delhi se han dañado hasta tal punto de que existe un 'serio' peligro de guerra, al tiempo que acusó a India de desestabilizar a Pakistán.
La primera reacción india a esta segunda prueba, que los analistas interpretan como una demostración de fuerza disuasoria, fue idéntica a la de anteayer. 'No nos impresiona en absoluto, no son más que una trama destinada a la opinión pública paquistaní que demuestra cierto nerviosismo', señaló el Ministerio de Defensa indio.
Sin embargo, el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, se reunió ayer por la mañana en Manali con su ministro de Defensa, George Fernandes, y su consejero de Seguridad Nacional, Brajesh Mishra, para estudiar la tensión creciente. Tras la entrevista, el primer ministro indio señaló que 'la comunidad internacional tiene que entender que la paciencia india con Pakistán tiene un límite y se está perdiendo'. Para el mandatario, 'India debería haber respondido a Pakistán en diciembre', cuando se produjo el sangriento asalto al Parlamento federal indio, germen de la actual crisis y del que Nueva Delhi acusa a Islamabad.
En este sentido, Vajpayee recordó que, a pesar de haber reiterado que las pruebas nada tienen que ver con la actual situación, Pakistán se jacta de tener misiles que alcanzan los 2.500 kilómetros, la distancia que separa ambas capitales. En una muestra más de la preocupación internacional por lo que está ocurriendo en la zona, Bush expresó de nuevo ayer 'sus serias reservas' sobre la nueva prueba del misil paquistaní, pero pidió que no fuera considerado por India como 'una provocacion'. En todo caso, Francia se convirtió ayer en el segundo país, tras Gran Bretaña, en retirar a su cuerpo diplomático como medida de prevención.
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