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Reportaje:

El síndrome de Aljubarrota

Resurge el fantasma de la invasión y el antiespañolismo en Portugal

La reciente llegada de la derecha al poder en Portugal ha desatado el resurgimiento del nacionalismo más tradicional y patriotero resucitando los anacrónicos fantasmas de la invasión castellana y un rebrote del antiespañolismo. Dirigentes políticos, empresarios, banqueros y columnistas han lanzado en los últimos días diversos ataques contra empresas e intereses españoles ante la supuesta amenaza de la pérdida de soberanía e independencia de Portugal.

Los recelos históricos de Portugal hacia España parecían definitivamente superados tras seis años de Gobiernos socialistas, pero han resurgido con inequívoca rotundidad durante el primer mes del nuevo Gobierno de centro-derecha. El alcalde de Lisboa, el conservador Pedro Santana Lopes, afirmaba en un artículo publicado la semana pasada en el Diário de Notícias que el reciente acuerdo de colaboración entre Iberia y TAP podría ser 'el preludio de la entrega de la transportadora aérea nacional a manos de la compañía española'. En la columna, titulada ¡Chega! (¡Basta!), Santana Lopes calificaba de 'inadmisible' esa posibilidad y aseguraba que su opinión nada tenía que ver con 'animosidad ni prejuicios ya superados' hacia España.

'Hay que dirigir a Portugal hacia el mar y el aire, para pasar menos por España'

El dirigente del actual partido en el Gobierno afirmaba: 'Es evidente que hay límites que no pueden ser sobrepasados y por eso mismo durante todos estos años se buscaron los más variados niveles de diversificación en la política de alianzas [de TAP] sin incluir nunca a Iberia'. 'Mi posición', resume, 'es considerar importante que Portugal continúe existiendo por sí mismo y tenga protegidas esas reservas de soberanía para mantenerse como Estado y como nación realmente independiente'.

Por su parte, el profesor y columnista del Jornal de Notícias, Virgílio de Carvalho, defendía recientemente un referéndum para decidir el trazado del tren de alta velocidad con España, dado que el proyecto, 'carísimo y no imprescindible para Portugal', podría convertir a Madrid en capital de la Península.

Carvalho sostiene que el proyecto debería perseguir el 'objetivo histórico nacional de unir Portugal a Europa por Irún' y destacaba: 'Hay que dirigir a Portugal hacia el mar y el aire, compatibilizando la opción europea con la atlántica de los héroes del mar celebrada en el monasterio de Batalha, para pasar menos por España'.

De otro lado, el ministro de Obras Públicas, Valente de Oliveira, ha excluido a las empresas españolas Ferrovial y Cintra del concurso para la construcción de una autovía en Oporto por un problema de supuesta competencia y cuando el proyecto español era 100 millones de euros más barato que el contrario. Otro de los recientes agravios procedió del ministro de Asuntos Exteriores portugués, António Martins da Cruz, quien descartó la expulsión a un tercer país del supuesto etarra José Luis Telletxea Maia, acusado de colaboración en delitos de terrorismo y refugiado en Lisboa desde hace más de ocho años.

Asimismo un destacado grupo de empresarios y políticos crearon la semana pasada la Fundación Batalla de Aljubarrota, ocurrida el 14 de agosto de 1385 contra las tropas de Castilla y símbolo legendario de la independencia de Portugal. El anuncio de la fundación fue publicado en el semanario Expresso, un referente del periodismo luso, con un grabado de la panadera de Aljubarrota, quien fue convertida en heroína popular al haber matado a siete españoles. El grabado muestra a la panadera introduciendo a un español en el horno. Inspirado en el fenómeno turístico de Waterloo, la fundación cuenta con el apoyo del Ejército, del Ministerio de Cultura y con la colaboración del Banco Espiritu Santo (BES) y del Comercial Portugués (BCP).

Precisamente el líder del Partido Popular y actual ministro de Defensa gracias a la coalición de derechas formada tras las elecciones, el democristiano Paulo Portas, lanzó duros ataques contra José María Aznar cuando éste se desplazó a Lisboa para apoyar en plena campaña electoral al ahora primer ministro, José Manuel Durão Barroso. Portas criticó que Aznar viniera a Lisboa a dar lecciones de cómo dirigir el país y, en su habitual tono populista, exclamó: '¡Portugal no está en venta, señor Aznar!'.

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