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Las pérdidas de Fiat abren una crisis que pone en peligro 12.000 empleos en Italia

La caída en picado de las ventas provoca unos números rojos de 529 millones hasta marzo

Fiat afronta una de las peores crisis de su historia. Las medidas de choque adoptadas en diciembre pasado, con aumento de capital y el anuncio de venta de varias firmas del grupo, no ha detenido la hemorragia de las pérdidas netas que en el primer trimestre han llegado a los 529 millones de euros. Aunque oficialmente la empresa habla de una reducción de 3.000 puestos de trabajo (del total de 27.000 trabajadores de Fiat-Auto en Italia), los sindicatos calculan que puedan ser 12.000, cifra que no ha considerado 'disparatada' el presidente del grupo, Paolo Fresco.

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Sindicatos y Gobierno se disponen a afrontar esta semana la crisis de Fiat, el más importante grupo industrial privado italiano, en un fuerte clima de tensión, desatado por la perspectiva de masivos despidos que podrían afectar a 12.000 trabajadores.

'Cuando se habla de una reducción del personal de Fiat, es verdad que el impacto sobre la economía nacional, y sobre todo, de la regional, es muy importante', dijo Fresco. La respuesta de los sindicatos no se ha hecho esperar. El viernes próximo comenzarán los paros de dos horas en las fábricas de Turín, las más afectadas.

Resultados decepcionantes

Los resultados de marzo fueron calificados de 'decepcionantes' por Fresco, que los achacó a la coyuntura económica internacional y, en concreto, a la caída en picado de las ventas de coches (tres veces superior en Italia que en el resto de Europa). Ante la difícil situación, el Gobierno italiano se ha declarado dispuesto a acudir en auxilio del grupo. El vicepresidente, Gianfranco Fini, así lo declaró, aunque matizó que la situación 'no es tan dramática como la pintan'.

El ministro de Trabajo, Roberto Maroni, que se entrevistará el miércoles con los líderes sindicales para estudiar los detalles del plan de despidos, dijo ayer que el Ejecutivo, 'estudiará por primera vez ayudas a los trabajadores despedidos en las empresas ligadas al gran imperio Fiat'. En Italia no existe un subsidio de desempleo generalizado, y sólo las grandes empresas pactan una cobertura económica con el Gobierno y los sindicatos para los trabajadores que despiden. Éste es uno de los caballos de batalla esenciales de los sindicatos, en la polémica sobre el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que impide despedir sin una causa justificada.

Las grandes centrales sindicales están dispuestas a dar la batalla sobre los despidos. 'La crisis no se supera despidiendo, sino afrontándola con un plan industrial', dijo Sergio Cofferati, líder de la principal federación sindical italiana, CGIL. Según Coferatti, 'el Gobierno debe poner a disposición de Fiat instrumentos para ayudar al grupo a construir un plan industrial'.

Cierto que los problemas actuales no se parecen a los que ha tenido que afrontar el grupo en las crisis de los años setenta y ochenta, cuando las fuertes deudas hicieron peligrar su autonomía. En esta ocasión se han encendido todas las alarmas, porque a las fuertes deudas se une la preocupación de que el grupo turinés pueda afrontar en solitario una crisis mundial del mercado del automóvil.

La estrategia de Paolo Fresco y del consejero delegado, Paolo Cantarella, se vertebra en torno a dos grandes líneas: inversiones de más de 2.000 millones de euros para ofrecer al mercado una veintena de nuevos modelos de automóvil de aquí al año 2005, y reducción de la colosal deuda de 6.000 millones de euros a casi la mitad, este año.

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