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LOS PRECIOS, SIN CONTROL

El euro y los impuestos disparan al 3,6% el IPC

Economía admite que el diferencial de inflación con la zona euro superó un punto en abril

El cambio definitivo al euro, el aumento de tasas e impuestos y la subida del petróleo han disparado los precios desde principios de año y en prácticamente todos los productos y sectores. La marea ha crecido cada mes, y en abril se ha producido la inundación: los precios han subido 1,4% en un solo mes, la inflación del último año se ha situado en el 3,6%, medio punto más que en marzo, y en los cuatro primeros meses del año se ha acumulado ya el 2,1%, una décima por encima del objetivo oficial para todo el año.

El balance roza el desastre, como ha tenido que reconocer el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato. 'Claramente insatisfactorio', resumió ayer el ministro, mientras su secretario de Estado, José Folgado, se esforzaba en explicar que el problema no es de oferta o de falta de competencia. ¿Cuál es el problema entonces? Folgado terminó por admitir que ha habido 'un posible' efecto del cambio al euro que, hasta ahora, 'no habíamos reconocido'.

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Ha sido, como ya advirtió meses atrás la presidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE), Carmen Alcaide, un proceso continuo que ha tenido su momento de más peligro con la desaparición de la peseta a finales de febrero. A partir de entonces, a medida que se han renovado los productos en los almacenes y han llegado a los puntos de distribución, la oleada de subidas ha derivado en maremoto de precios. El Banco Central Europeo (BCE) admitió también días atrás el denominado efecto euro a escala europea.

Subidas en el vestido

El ejemplo más claro es lo sucedido con el capítulo de vestido. En febrero se terminan las rebajas -recogidas por primera vez en el nuevo IPC que se aplica desde enero de este año-, desaparece la peseta, los comercios empiezan a sacar la ropa de primavera y lo que se produce es bastante más que un redondeo. El vestido, con un peso cercano al 10% en el IPC, es responsable la mitad de la subida de precios en abril en todo el índice. En concreto, 0,69 puntos sobre 1,4%.

No es un incremento que se explique porque exista una presión de la demanda mayor que en años anteriores. Al contrario. En los últimos meses, con el consumo más fuerte, los precios del vestido se habían mantenido bastante estables. El año pasado, en el mes de abril respecto de marzo, la subida de este capítulo del IPC fue de un 0,5% y este año ha sido del 7,1%. Entonces, la tasa de los últimos doce meses estaba en el 2,3% y ahora se encuentra en el 5,6%.

La denominada inflación subyacente (el índice general menos el de alimentos frescos y productos energéticos) ha acusado que los problemas se hayan centrado en vestido. La subida mensual del componente más estructural de los precios ha sido del 1,3% y del 3,9% en los últimos doce meses, cuatro décimas por encima de la tasa de marzo. El sector servicios, sin embargo, se ha moderado en abril. La subida mensual ha sido de tres décimas, pero la variación respecto de hace un año ha caído dos, hasta el 4,5%.

Sin presión de la demanda

No hay excesiva presión de la demanda, los aumentos salariales pactados en los convenios no superan el 3% y la Semana Santa ha caído este año en marzo y el pasado en abril. Todas estas circunstancias favorables no han sido suficientes para arañar alguna décima al diferencial de inflación con la media de los países del euro. Folgado tuvo que reconocer ayer también que se ha podido superar el punto en esa brecha de inflación con los socios de la moneda europea, desde los 0,8 puntos de marzo. Países como Alemania (1,6% de tasa interanual en abril) o Francia (2%) dejan a la inflación española muy en evidencia.

Estos países han tenido, como España, efecto euro, y lo han superado mejor. También padecen las últimas subidas del precio del petróleo, pero las absorben mejor. Una diferencia importante es que estos países no han tenido que aplicar un nuevo impuesto sobre carburantes, como ocurre en España desde enero.

Las dos causas -subidas de precios del petróleo y de impuestos- han disparado la inflación de los productos energéticos un 2,5% en relación a marzo y un 3,4% en el caso de los carburantes y combustibles. La variación del último año sigue negativa (caída del 0,4%), pero está a punto de perderse todo lo avanzado en los últimos meses.

Otro apunte en el debe de la política fiscal del Gobierno está en la subida del tabaco y de las tasas de Renfe. El tabaco, un sector en práctico monopolio, aumentó sus precios un 5,4% en el mes de abril respecto de marzo y ha contribuido con 0,12 puntos a la inflación general. Este producto ha subido de precio un 10,7% en el último año. Las nuevas tasas de Renfe, que entraron en vigor en abril, han provocado una subida en el transporte ferroviario del 0,7% en un solo mes.

Ya no es novedad que los alimentos suban cada mes por razones varias. Las patatas (4,2%), el pollo (3,2%), las legumbres y hortalizas frescas (2,2%), el aceite (2,8%) y los productos lácteos (1,5%) concentran los mayores aumentos mensuales. En conjunto, los alimentos frescos han subido un 1% en el mes y un 5,3% en el último año y los elaborados, un 1,1% y un 5%, respectivamente.

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