Aznar se enfrentará el 20 de junio a su primera huelga general si no retira su reforma del paro
La protesta se fija para la víspera de la cumbre que cierra la presidencia española de la UE
El Gobierno de Aznar se enfrentará el próximo 20 de junio a su primera huelga general si no retira la propuesta de reforma del desempleo. La decisión ha sido tomada por los líderes de CC OO y UGT, José María Fidalgo y Cándido Méndez, ante lo que consideran un recorte de derechos y con el convencimiento de que en la reunión del próximo lunes con Trabajo se constatará la ruptura del diálogo social. La fecha elegida es la víspera de la cumbre de Sevilla, con la que el Ejecutivo cerrará la presidencia española de la Unión Europea, para que 'Aznar no se vaya de rositas'.
Las direcciones de CC OO y UGT tienen ya diseñada la estrategia de respuesta a la reforma del desempleo elaborada por el Gobierno. En la reunión que mantendrán este lunes con los responsables de Trabajo pedirán formalmente la retirada del documento oficial y, si no se atiende esa demanda, en las manifestaciones del Primero de Mayo empezarán a engrasar la maquinaria informativa y de movilización.
En una carta posterior al presidente Aznar, le comunicarán las razones de su rechazo y, si tampoco encuentran eco a su petición de que no siga adelante con la reforma, el Consejo de CC OO y el Comité de UGT aprobarán el 23 de mayo la respuesta sindical. Ese proceso fue explicado ayer por Fidalgo y Méndez, que no hablaron abiertamente del desenlace claramente previsible: una huelga general diseñada para el próximo 20 de junio.
Será su respuesta a una reforma que prevé, entre otras medidas, retirar la cobertura a los parados que no acepten una oferta de empleo 'adecuada', concepto que incluye las que estén distantes hasta 50 kilómetros del domicilio, y con cualquier tipo de contrato y salario; la desaparición paulatina del PER para los jornaleros de Andalucía y Extremadura; y la eliminación de los salarios de tramitación (hasta que haya fallo judicial) en los despidos improcedentes.
El análisis realizado por los dos dirigentes junto a otros responsables de sus centrales contiene estas conclusiones: la reforma del Gobierno del PP 'tiene consecuencias más graves' que la realizada en 1992 por el Gabinete socialista, y que fue contestada con una huelga general de media jornada; las medidas suponen un 'mero recorte de derechos' y el único objetivo que los sindicatos aceptan es la mejora de la protección del desempleo; si el Ejecutivo no retira su texto el escenario será de 'desacuerdo total' y se contestará con 'una confrontación dura'; el recorte de prestaciones no está justificado cuando el Inem tiene un superávit de 3.000 millones de euros y cuando el 40% de los parados no tiene ayudas; y no van a pensar durante meses cuál es la respuesta.
Fidalgo y Méndez rehusaron ayer confirmar si el 20 de junio es la fecha decidida para el paro general, que será oficial cuando la aprueben sus respectivos órganos de dirección, aunque el líder de CC OO reconoció que 'la presidencia española es un buen escaparate' y el dirigente ugetista apostilló que 'el presidente del Gobierno no se puede ir de rositas en el semestre español'.
La mayoría absoluta
Si no se reconduce el contencioso, el Gobierno del PP se enfrentará a su primera huelga general precisamente en la víspera de la cumbre comunitaria, que tendrá lugar en Sevilla los días 21 y 22 de junio.
Los dos sindicatos justifican esa medida de fuerza en que la propuesta oficial está 'en las antípodas' de lo que ellos piden y de lo que, a su juicio, la sociedad demanda. Para Fidalgo constituye una torpeza que el Gobierno 'anuncie simultáneamente que va a rebajar los impuestos a los ricos y a recortar el desempleo a los más desprotegidos'. Y Méndez cree que la reforma del paro es un elemento más de la política de 'ordeno y mando de Aznar', a quien acusa de 'ejercer la mayoría absoluta de manera autoritaria, demagógica e irresponsable'.
Como respuesta, el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, defendió ayer su propuesta de reforma y reiteró a los sindicatos su disposición al diálogo, aunque al tiempo afirmó que alcanzar un acuerdo no siempre es garantía del éxito de las medidas.
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