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Tribuna:OPINIÓN | EL FUTURO DEL BORN
Tribuna
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Lugar de memoria

La excavación del antiguo Mercat del Born y, más en concreto, el destino que deba darse a los excepcionales restos arqueológicos hallados están convirtiéndose, como no podía ser de otra forma, en piedra de toque de un debate donde ideología, política e historia se mezclan a partes desiguales para dar un resultado no siempre satisfactorio. Se diría que de pronto hemos descubierto una parte del pasado que parece incomodar e inquietar a algunos, aunque, afortunadamente, se impone el parecer mayoritario de que nos encontramos ante una oportunidad histórica que no debemos desaprovechar.

Dejando aparte las reacciones más viscerales, lo cierto es que en el debate que se ha iniciado no dejan de sorprender algunos silencios reveladores -en contra de lo que creen algunos, no ha sido precisamente la órbita convergente la que ha salido en defensa de los restos del Born-, así como algunas actitudes claramente incoherentes. Afortunadamente, en esta sección de EL PAÍS Agustí Fancelli ha sabido delimitar con equilibrada precisión los diversos aspectos de la cuestión y ha habido artículos, como los de Joan B. Culla o Jordi García-Soler, que ponen de relieve la conveniencia de conservar los restos, y que vienen a coincidir con la propuesta que hemos hecho desde L'Avenç de convertir el Born en un lugar de memoria.

¿Por qué el Born no se complementa con un museo sobre la Barcelona que surgió de las cenizas de 1714?

Pero como no se trata sólo de un debate de ideas, sino también de encontrar soluciones plausibles, pienso que, a la luz de los hallazgos y de su imprescindible conservación, deberíamos ir avanzando en la concreción de propuestas concretas para el Born. Trato aquí de ensayar algunas.

1. Las administraciones deberán decidir, cuando los arqueólogos hayan finalizado su tarea, el destino del Born y, en particular, la compatibilidad o no de los restos arqueológicos con la nueva biblioteca. Sin embargo, no debería olvidarse que el Born es, sin duda, un mal emplazamiento para una biblioteca: la necesidad de dar un uso al antiguo mercado ha supuesto que se pasara por alto la escasa idoneidad del espacio para este fin, con los problemas de climatización, aislamiento térmico, etcétera, que comporta.

2. La solución de ubicar la biblioteca en la estación de Francia parece mucho más idónea en todos los aspectos. Quienes arguyen que ello representaría un retraso y un encarecimiento del proyecto no deben olvidar que dentro de no mucho tiempo tendremos un problema encima de la mesa: qué hacer con la estación, en cuya rehabilitación, por cierto, ya se han invertido cuantiosas sumas.

3. El Born debería ser un lugar de memoria de la Barcelona de 1714. Tanto quienes temen la explotación sentimental, simbólica y, en definitiva, política de los hechos del 11 de septiembre de aquel año como quienes nos negamos a aceptar una visión edulcorada del episodio de 1714 como la que se propugna en tiempos de patriotismo constitucional, tenemos ahora un poderoso aliado: la realidad que se hace visible en el Born. Ya no se trata del Fossar de les Moreres, con sus versos literalmente pitarrescos, ese muro que evoca sin mucha gracia el Vietnam Memorial de Washington, o ese incomprensible pebetero que nos ha colocado un concejal. Ahora, la ciudad arrasada para la construcción de la Ciudadela se constituye como prueba evidente de que la incorporación de los territorios de la Corona de Aragón a la de España se hizo por la fuerza de las armas y la destrucción.

4. En un país donde la cultura histórica tiene tanto peso, nos encontramos con la paradoja de que el Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona no puede mostrar una parte importante de sus fondos por falta de espacio, mientras que el Museo de Historia de Cataluña es un museo con discurso pero sin colección. ¿Por qué no aprovechamos la ocasión que nos brinda el Born para convertirlo en un espacio museable, donde la visita al sitio arqueológico del subsuelo se complemente con un museo dedicado a la Barcelona de los siglos XVIII y XIX, es decir, a la Barcelona que se levantó sobre las cenizas de 1714? De esta forma, la Barcelona romana y medieval que se puede visitar en la plaza del Rei tendría su contrapunto en la Barcelona burguesa y menestral de el Born, con Santa Maria del Mar como engarce. Existe un magnífico precedente en este sentido: la exposición que Jordi Nadal y Jordi Maluquer de Motes hicieron en 1985 en el Born, por encargo del Ayuntamiento de Barcelona, bajo el título Cataluña, la fábrica de España.

No hay ninguna ciudad europea, que conozcamos, que pueda no ya mostrar una parte de su geografía urbana tal como era hace 300 años, sino también reconstruir perfectamente, con ayuda de la documentación histórica, quiénes eran y cómo vivían sus habitantes. Tampoco existe otro sitio comparable a éste para explicar un episodio tan trascendental de la historia de Cataluña como fue el 11 de septiembre de 1714. Lejos de conmemorar a los héroes de esa fecha, el Born permite restituir la historia a sus auténticos protagonistas: la gente. Sería imperdonable que dejáramos pasar la ocasión.

Josep M. Muñoz es historiador, director de L'Avenç.

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