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Vicente Aleixandre retrata en sus cartas a los poetas de la generación del 27

Se publica la correspondencia del escritor con Guillén, Diego, Dámaso y Salinas

Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-Madrid, 1984) fue un consumado escritor de cartas. Quizá la enfermedad renal que padeció durante toda su vida, que limitó sus movimientos, colaboró en esa querencia por el género epistolar. Escribía cartas a diario. Le servían para comunicarse con sus amigos o para rendir un homenaje público a Gerardo Diego o a Jorge Guillén. Incluso escribió buena parte de su poemario a la manera de cartas. Un primer intento de rescatar y ordenar todas esas desperdigadas epístolas es el libro Correspondencia a la generación del 27 (1928-1984), de la editorial Castalia.

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Aleixandre y Pablo Iglesias

De un total de 209 cartas se extraen perfiles biográficos, peripecias afectivas, acontecimientos intrascendentes y otros menos, del poeta y de sus amigos de generación. Así, para el autor de La destruccción o el amor, Gerardo Diego es 'discreto, silencioso, sencillo, austero'; hacia Jorge Guillén profesó siempre una profunda admiración, casi reverencial, lo que le llevó a mantener una relación con él de distancia. Dámaso Alonso fue el contrapunto, el amigo entre los amigos -'Que yo sepa siempre dónde estás', le escribe- y para él es sensible y tierno, pícaro, alegre e hipocondriaco. Hay otra carta a García Lorca y otras muchas a Altolaguirre, Emilio Prados y Pedro Salinas.

Los rasgos que mejor definen a Aleixandre, según se desprende de la lectura de la correspondencia, son la 'fidelidad a los amigos y el estoicismo', afirmó la responsable de la edición, Irma Emiliozzi, que presentó recientemente el libro en Madrid. 'Tanto es así que en los últimos años, cuando ya casi no veía, seguía enviando cartas, que dictaba o que a veces escribía con un solo ojo'. La filóloga también apuntó que tras esa prolífica correspondencia de Aleixandre se escondía un extraordinario psicólogo, 'que sabía muy bien a quién escribía y lo hacía de forma diferente a cada uno', alguien que 'sabía muy bien lo que eran las relaciones públicas'.

Hay mucho más material por rescatar, en el que sigue trabajando Emiliozzi. La idea surgió de su pasión por este poeta de vida quieta pero de imaginación portentosa. La filóloga decidió su carrera leyendo a Aleixandre, y su tesis giró sobre la correspondencia con sus amigos del 27. En 1989, Jaime Salinas, director de Aguilar, la llama para colaborar en un gran proyecto editorial sobre las obras completas de Aleixandre que no llegó a cuajar. Pero todo aquel ingente trabajo de recopilación de material no caería en saco roto. De ahí surgiría la idea de este proyecto, que continuará con las cartas que Aleixandre escribió a Miguel Hernández, Claudio Rodríguez y Francisco Brines, entre otros.

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