'Los coches se nos vinieron encima'
Vecinos de barrios periféricos de Santa Cruz de Tenerife relatan su angustia durante una noche sin luz ni teléfono bajo un diluvio
Junto a la pérdida de siete vidas, cientos de familias han visto sus casas anegadas por agua y barro, sus coches desplazados cientos de metros o sepultados bajo toneladas de lodo y escombros. Especialmente dramático es el lamento de decenas de ancianos evacuados de los barrios periféricos de Santa Cruz de Tenerife por haber perdido 'la casita por la que tanto había trabajado', como decía uno de ellos. A la angustia de todos contribuyeron la escasez de noticias, la llegada de la noche, la intensa lluvia, el corte de agua, luz, teléfono y carreteras. 'Toda la vida ahorrando y ahora me he quedado sin nada', comentaba un anciano refugiado en el recinto ferial.
'Lo he perdido todo', se quejaba entre sollozos una anciana. Impotencia, desesperación, desprotección, nervios y lloros dibujaron el panorama habitual de la jornada de ayer. Otra vecina de San Andrés, Ana, relata su particular tragedia: 'El agua subió en unos minutos; estábamos en un restaurante y los coches se nos vinieron encima; fue horroroso. Las calles se convirtieron en barrancos y tuvimos que salir nadando', recuerda llorando.
A muchos clientes y camareros de los restaurantes de la Avenida de San Andrés les ocurrió lo mismo.
La falta de luz, el agua y los gritos contribuyeron a dibujar un panorama caótico. Las casas eran evacuadas por las ventanas. Más de 150 personas pernoctaron en la iglesia. El lodo lo sepultó todo bajo dos metros.
Margarita Sánchez regresaba a Santa Cruz tras pasar el día en San Andrés. Al quedar atrapada en el túnel entre Cueva Bermeja y María Jiménez decidió volver al pueblo pesquero. Allí vivió 'un panorama dantesco', según su relato. 'La gente que había quedado atrapada durante horas en el interior de los coches llegaba temblando pidiendo ayuda, otros salían de los restaurante nadando y el agua se adueñó de la carretera'.
Todo el pueblo quedó a oscuras, sin luz, ni teléfono, ni móviles. 'Había más de 50 coches atrapados bajo el lodo', hasta que unos vecinos rompieron un muro que alivió la corriente hacia el mar'. Margarita no olvida la solidaridad de todos los vecinos, que le ofrecieron leche, galletas, velas y mantas.
'A mí me rescataron, no sé cómo está mi casa, ni si mi hijo sigue allí dentro', comenta otra anciana angustiada vecina de Valleseco.
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