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COYUNTURA INTERNACIONAL
Columna
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Baja el peso

El pánico se ha adueñado de los argentinos ante la posibilidad de que sus ahorros se evaporen en un nuevo periodo de hiperinflación. La demanda de dólares surgida tras la ruptura de la convertibilidad ha generado ya una depreciación del peso cercana al 70%, uno de los mayores desplomes de una divisa en la historia. En este contexto, la reciente libre flotación del peso parece una estrategia arriesgada que obedece a la necesidad de lograr una pronta ayuda financiera por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). Permitir fluctuar libremente la divisa en estos momentos puede significar caer en un hiperinflación.

En efecto, si observamos las variables monetarias de la economía argentina, el potencial de depreciación del peso argentino es aún enorme. Por un lado, la expansión monetaria está siendo cada vez más importante. Desde enero, los billetes y monedas en circulación aumentaron un 40,6%, fruto de la financiación del déficit público con emisión monetaria, pero, sobre todo, por la liquidez entregada al sistema financiero con el fin de abastecer el retiro de depósitos del corralito. Estas dos fuentes de expansión monetaria no tienen visos de moderarse, sino más bien todo lo contrario. De hecho, sólo en la semana anterior la emisión alcanzó los 695 millones de pesos.

Si observamos las variables monetarias de la economía argentina, el potencial de depreciación del peso argentino es aún enorme

Otro factor importante será la contracción de la demanda de pesos. Las recientes depreciaciones de la divisa han generado fuertes expectativas de una aceleración en la inflación lo que implica que los distintos agentes económicos tratarán de deshacerse de sus tenencias de pesos. Este factor puede ser decisivo si tenemos en cuenta que la M1 en tiempos de las hiperinflaciones de los ochenta representaba tan sólo un cuarto de los niveles actuales.

Sólo un acuerdo con el FMI, que permitiría obtener los recursos necesarios para frenar la emisión monetaria, podría evitar caer en una espiral inflacionista. Algunos incluso hablan nuevamente de dolarizar la economía como la única alternativa viable.

Por el momento, lo único cierto es que aumentos del tipo de cambio superiores al 200% ya no tendrán un impacto moderado sobre los precios y, por tanto, sobre el poder adquisitivo de los salarios. En este contexto, la posibilidades de un nuevo estallido social son cada vez mayores.

Rodrigo Buenaventura es consejero delegado de Consultores de las Administraciones Públicas. Lucas Viger es responsable de economía latinoamericana de Analistas Financieros Internacionales.

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