'La Iglesia echará mano de la mujer cuando no le quede más remedio'
Desde pequeña, Mercedes Carrizosa quiso ser sacerdote. A los 56 años, esta licenciada en Teología que se ha ganado la vida como administrativa mantiene una vocación imposible. Pero no desespera. 'Dada la escasez de seminaristas, la Iglesia tendrá que abrir la mano con el celibato y el sacerdocio femenino', sostiene. Ella confía en vivir para verlo. Mientras, se prueba la camisa con alzacuellos.
Pregunta. ¿Siempre quiso ser sacerdote?
Respuesta. Sí. A los 14 años ya era catequista, pero mi vocación se confirmó cuando empecé a estudiar Teología, en 1975, en los primeros cursos abiertos para seglares en el CEU-San Pablo. Ahí me diplomé y luego pasé al Seminario de Madrid para hacer la licenciatura.
P. ¿Llegó a pedir formalmente su ingreso como seminarista?
R. No. Para una mujer es imposible solicitarlo.
P. Debe de ser duro que el hecho de nacer mujer le impida cumplir con su vocación.
R. La única frustración que tengo no es mía, sino del pueblo de Dios. Cuando visité comunidades muy aisladas de Perú atendidas por monjas, vi que tenían que viajar seis horas por río para traer a Jesús enlatado. Me causó mucha tristeza ver que por no haber un hombre soltero y sacerdote muchísimas comunidades de fe no pueden vivir la eucaristía.
P. ¿Hasta cuándo la Iglesia excluirá del sacerdocio al sexo femenino?
R. La Iglesia es el único muro de Berlín que nos queda a las mujeres. Recuerdo que en mi pueblo, Azuaga, éramos dos las chicas que queríamos ser algo que no se podía. La que aspiraba a ser Guardia Civil, lo consiguió. Lo mío aún está por venir.
P. ¿Llegará el sacerdocio católico para las mujeres?
R. El Pueblo de Dios lleva mucho tiempo pidiéndolo y yo no pierdo la esperanza de verlo, aunque llegue cuando sea demasiado viejecita. No hay fundamentos teológicos que impidan a la mujer ser sacerdote.
P. Ahora hay más parroquias que curas diocesanos para atenderlas ¿La escasez de seminaristas facilitará el sacerdocio femenino y el celibato opcional?
R. Sí. Creo que esa carencia provocará que se abra la mano al sacerdocio femenino y a los curas casados. Cuando no le quede más remedio, la Iglesia echará mano de la mujer y del hombre, casado o como sea.
P. Usted es miembro del Movimiento por el Celibato Opcional. ¿Cree que la Iglesia admitiría antes el matrimonio de los sacerdotes que la ordenación femenina?
R. Pienso que las dos cosas van juntas y que se aprobarán a la vez. Lo que no comprendo es que la Iglesia católica haya aceptado a mil y pico sacerdotes casados anglicanos que abandonaron aquella Iglesia cuando se admitió el sacerdocio femenino. Pese a ser casados, Roma les llama sacerdotes conversos. En cambio, a los curas católicos que se casan les llama renegados.
P. ¿Qué aportarían las mujeres sacerdotes ?
R. Ni más ni menos que estar con el Pueblo de Dios, igual que un hombre. La eucaristía la puede vivir cualquiera. Las mujeres no somos pecaminosas. Además, todo lo que sea apertura enriquece.
P. ¿Hay muchas candidatas?
R. Muchas más de las que podamos pensar. Aunque las personas callen, las piedras hablan.
P. ¿La jerarquía conoce su vocación?
R. He hablado de ella con algunos obispos. No dicen nada, se ríen un poquillo y me dan una palmadita.
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