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El correo británico eliminará 40.000 empleos para afrontar la liberalización

La antigua Royal Mail inicia la mayor reestructuración en sus más de 300 años de historia

La liberalización del correo amenaza con convertirse en un grave problema social y político en el Reino Unido. Consignia, la empresa mixta que a partir del 1 de abril perderá el monopolio del reparto, deberá sacrificar más de 40.000 empleos, de una plantilla de 220.000 personas, y cerrar 3.000 oficinas para hacer frente a la competencia. El mercado británico, al que aspiran empresas como la holandesa TPG y la alemana Deutsche Post, quedará completamente abierto dentro de cuatro años. Consignia es el nombre con el que Royal Mail celebró hace dos años su parcial privatización.

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Las perspectivas del negocio han empeorado tanto desde entonces que la nueva marca ha quedado irremediablemente asociada al ajuste, y la compañía planea ahora volver a llamarse Royal Mail, como siempre. Lo que ya no será como siempre es el legendario servicio de correos británico. El regulador del sector, PostComm, una autoridad independiente del Gobierno, ha planteado una liberalización más acelerada incluso de lo que preveía el Ejecutivo laborista y que acabará reduciendo la actual plantilla un 20%.

Entre el 1 de abril próximo y el 1 de abril de 2004, Consignia abrirá a la competencia un 30% de su negocio con la liberalización del reparto de correo de grandes clientes: más de 4.000 unidades por envío. En los dos siguientes años desaparecería el monopolio para los clientes de entre 500 y 1.000 unidades por envío. Y desde el 1 de abril de 2006 el sector quedará completamente liberalizado.

La compañía confirmó ayer que la primera fase de la liberalización implicará la reducción de 15.000 empleos. La dirección ha llegado a un acuerdo con los sindicatos para que las bajas sean voluntarias, pero los expertos estiman que sólo habrá 10.000 bajas vegetativas sobre los más de 40.000 empleos a reducir en tan sólo cuatro años, lo que augura importantes tensiones. Se trata de la mayor reestructuración en sus 300 años de historia.

Consignia está ya en crisis, antes de la liberalización postal. Sus pérdidas se han multiplicado por cinco. La división de paquetería pierde 200 millones de libras anuales (325 millones de euros) y el reparto de cartas genera un millón de libras de pérdidas diarias. Los expertos estiman que debería reducir sus costes en un 15%, equivalente a 1.200 millones de libras anuales (1.950 millones de euros).

Los correos británicos son en parte víctimas del tiempo: la irrupción del correo electrónico ha reducido drásticamente el envío de cartas. Pero la crisis obedece también a causas menos generales. La empresa es, hoy por hoy, ineficiente, el precio de los envíos de primera y segunda clase ha aumentado menos que sus costes, la apertura a la competencia del sector de paquetería ha disparado las pérdidas, los sindicatos han forzado aumentos salariales por encima de las posibilidades del negocio, ha caído el envío de publicidad por la crisis económica e incluso el mal funcionamiento de los trenes británicos ha acabado generando pérdidas a Consignia.

A partir del 1 de abril aumentará la competencia. El regulador PostComm deberá otorgar licencias a las empresas que pretenden entrar en el mercado hasta ahora monopolizado por Consignia. Entre los candidatos están la holandesa TPG, la alemana Deutsche Post y las británicas Hays y Business Post.

Varios empleados de Consignia, en una oficina de la compañía en Kirkintiloch (Escocia).
Varios empleados de Consignia, en una oficina de la compañía en Kirkintiloch (Escocia).REUTERS

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