La uruguaya Beatriz Flores Silva denuncia las redes de trata de blancas
La directora retrata en el filme 'En la puta vida' las mafias de tráfico de prostitutas desde América Latina a Europa. Por Teresa Cendrós
Cuando la cineasta Beatriz Flores Silva (Montevideo, 1956) leyó el libro de investigación periodística El huevo de la serpiente, de María Urruzola, quedó muy impresionada por una de las historias verídicas que allí se relataban. Se trataba de la de Elisa, una chica humilde, madre de dos niños, cuyo sueño era montar una peluquería en la capital uruguaya. Para lograr el dinero se había prostituido eventualmente, pero acabó enamorándose de su proxeneta, quien la obligó a abandonar a sus hijos, la engañó con falsas promesas y se la llevó a Milán, donde fue explotada, junto con otras mujeres, por una mafia de tráfico de prostitutas.
La directora se empecinó en llevar la vida de Elisa al cine, y, aunque tardó seis años en conseguirlo, finalmente, gracias a la concurrencia de dinero para la producción de Uruguay, España, Bélgica y Cuba, Beatriz Flores Silva pudo rodar la película, que localizó entre Montevideo y Barcelona, ciudad que sustituyó a Milán en la versión cinematográfica. El título del filme es En la puta vida, y llega el próximo miércoles a las pantallas españolas tras obtener el Colón de Oro en la pasada edición del Festival de Cine de Huelva.
Tres de los actores -la protagonista, Mariana Santangelo; su mejor amiga en la ficción, Andrea Fantoni, y el único español que figura en la cabeza de cartel, Josep Linuesa, que encarna a un policía- presentaron ayer el largometraje en Barcelona. Santangelo explicó que la directora, además de denunciar las redes de prostitución existentes entre América y Europa, ha pretendido retratar a una generación de jóvenes, muchas de ellas con hijos, que practican la prostitución e incluso llegan a emigrar, 'como un modo de escapar de un mundo sin futuro'. 'Beatriz no quería filmar la historia de una pobre chica, víctima de un hombre malo, sino mostrar que cada uno vive como puede', añadió la actriz.
Los actores contaron que las condiciones de rodaje fueron duras a causa del bajo presupuesto y de la complejidad de la coproducción. También hubo cambios en el guión durante el rodaje. Entre ellos, el final. 'Fue la primera escena que rodé', recordó Linuesa, 'y convencí a la directora de que tuviera un desenlace distinto, porque no me sentía a gusto con él'.
Babelia
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