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Entrevista:JOSÉ MANUEL ROMERO | PRESIDENTE DE FRESHUELVA

'Nosotros tenemos un problema de trabajo y el Gobierno tiene uno de inmigración'

Tereixa Constenla

La campaña fresera de Huelva absorbe, en su momento cumbre, a 72.000 temporeros. Los extranjeros son aún una minoría (entre 12.000 y 15.000), aunque en clara expansión. El presidente de la patronal defiende la contratación en origen como fórmula para garantizar la mano de obra, aunque reconoce las distorsiones sociales que está originando este año.

Pregunta. ¿El Gobierno español les disuadió de contratar marroquíes?

Respuesta. No. Ha sido el Gobierno marroquí el que no ha querido. El sector fresero pidió 2.500 personas en Marruecos y se nos ha contestado con 500. Marruecos nos dijo que pidiéramos los del año pasado, pero sólo eran unos 500, que ya están aquí. Se denegaron los 2.000 que eran genéricos y ha habido que sustituirlos con rumanos.

'Todos somos un poco culpables, quizá el próximo año habrá que enfocarlo distinto'
'Los precontratos del 2001 fueron una solución pactada para terminar los encierros'

P. ¿Por qué contratan preferentemente a mujeres?

R. En cada tajo de recolección de fresas el 70% son mujeres. Quizá por la flexibilidad, es un trabajo delicado que hacen mejor que los hombres. Pero siempre ha sido así.

P. ¿Y por qué se contrata masivamente en Polonia?

R. Fue una indicación. El año pasado nos fue magníficamente, pero tampoco teníamos dónde escoger una vez que el Gobierno marroquí deniega el número de trabajadores.

P. ¿Cuál es la rentabilidad de traer a un inmigrante si tienen que pagarle la mitad del viaje y el alojamiento?

R. Garantizarnos que van a estar toda la campaña. No podemos permitirnos que a los 15 días un trabajador se vaya porque le interesa otro sitio. Nos interesa fijar una mano de obra mínima para toda la campaña.

P. Ustedes no se sienten responsables de la gente que ha venido con la esperanza de encontrar trabajo en la fresa.

R. Hay un tema empresarial y otro tema de inmigración.

P. Pero, ¿se sienten responsables de esa gente?

R. De ninguna manera. ¿Cómo me voy a sentir responsable de alguien que a mí no me ha dicho que viene a trabajar? El año pasado no hubo mano de obra y este año el empresario se la ha asegurado. No sabíamos lo que iba a ocurrir. Una hectárea necesita ocho personas diarias para la recolección. Si el año pasado se arrancaron 2.000 hectáreas, hablamos de que faltaron 16.000 en Huelva. Como consecuencia este año hay un 20% menos de fresa, lo que quiere decir que faltan 7.000 u 8.000 como mínimo, y son los contratos que hemos dado en origen. Y muchas personas que han venido con expectativas no podrán trabajar porque no tienen papeles. Con multas de 10 millones de pesetas el año pasado, ¿quién va a contratar a un irregular?

P. También hay inmigrantes con permiso para trabajar en Huelva porque ustedes les ofrecieron precontratos en 2001.

R. El año pasado hubo encierros de gravísimas consecuencias humanitarias. Nos dijeron que la única forma de arreglarlo era legalizar su situación con un precontrato para que la Subdelegación del Gobierno les concediese un permiso de residencia en España. Esa vinculación no se hizo para que vinieran a trabajar al año siguiente. El Defensor del Pueblo es testigo de que hicimos esto para solucionar un problema humanitario. Fue una solución pactada por todas partes para que terminaran los encierros. Mucha gente tuvo que ser evacuada a hospitales.

P. ¿Cuántos precontratos se hicieron?

R. Se firmaron más de 1.100.

P. ¿Y sólo daba derecho al permiso de residencia?

R. Luego la Administración le puso la vinculación de trabajar en la provincia, pero eso se hizo con encerrados en Murcia y en otros sitios. Yo no he dicho a nadie cuando le hice un precontrato que le estaba garantizando un trabajo para este año, porque no puedo firmar un precontrato en junio sin saber siquiera si voy a plantar fresas.

P. Con lo cual se da la paradoja de que gente con papeles para trabajar en la fresa de Huelva no encuentra trabajo y, sin embargo, no tiene permiso para trabajar en otro sitio donde a lo mejor encontraría un empleo.

R. Si eso es así, lo admitimos. Había una solución humanitaria que resolver. Si tiramos del hilo a lo mejor la chaqueta se nos rompe entera, pero creo que ése no es el problema. El problema de estos momentos es que hay un excedente de personas que han venido quizá en un tiempo en el que no había mano de obra. Todos somos un poco culpables porque quizá habría que haber sido más previsores y quizá el año que viene tengamos que enfocar esto de manera distinta. Los empresarios podemos ser responsables de alguna manera, pero nos dedicamos a plantar fresas y trabajar.

P. ¿Y no podían tener en cuenta a las personas con permiso de trabajo a las que recurrir?

R. Hemos pedido a las ONG en varias ocasiones que nos digan qué número existe, pero es difícil de controlar porque tienen mucha movilidad. Pero si el problema fueran los 1.100 de los que estamos hablando no habría ningún problema. A estas alturas todavía estamos al 60% o 65% de la producción. No debo decir que falta mano de obra y hacer otra vez efecto llamada, pero es verdad que todavía no estamos en un punto álgido de contratación.

P. ¿Qué falla en la Administración cuando no se tienen en cuenta a los inmigrantes regularizados que están en el país?

R. Falta de todo. Le hemos reiterado a las ONG que nos digan el censo que tienen de trabajadores. No hay un control.

P. ¿Cómo lo enfocarán el próximo año?

R. Nos reuniremos para ver el problema que ha habido y para pedir que nos digan qué número de personas regularizadas hay en Huelva o pueden venir. No es un problema de racismo ni de ideas. Nosotros tenemos un problema de trabajo y el Gobierno tiene un problema de inmigración. ¿Cómo lo pueden resolver los empresarios? Dando trabajo. ¿Cómo lo tiene que resolver el Gobierno? Aplicando la Ley de Extranjería, que fue muy conflictiva.

P. ¿Sería partidario de expulsar a los indocumentados?

R. Esa palabra no la he dicho yo. Yo no soy partidario de la Ley de Extranjería que tenemos, me gustaría que hubiera otra, pero es la que tenemos ¿no?

P. ¿Teme algún conflicto social en los pueblos freseros?

R. He temido que pudiera pasar, afortunadamente la situación está mejorando. Había que haber ayudado a los ayuntamientos, que no tenían práctica para atender de un día para otro a personas con necesidades tan enormes como no poder dormir o comer. Algunos ciudadanos se han puesto nerviosos y se han creado situaciones conflictivas. No se puede crear un enfrentamiento con personas llamadas a ser nuestro referente en el campo de trabajo.

P. Dijo que los marroquíes eran más polémicos.

R. Lo voy a mantener, pero en mi empresa tengo 45.

P. ¿Y ha tenido problemas con ellos?

R. En absoluto.

P. Entonces, ¿por qué dijo eso?

R. Actúo en nombre de Freshuelva donde están empresas que han tenido problemas con trabajadores marroquíes porque habían convivido fatal o les habían roto la vivienda. Trataba de decir que vienen de una cultura y costumbres distintas. Una persona de una cultura similar a la nuestra tiene normas de convivencia más parecidas.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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