¿Modernizar o transformar?

'Cuando una cosa está mal, decía mi maestro -habla Mairena a sus alumnos-, debemos esforzarnos por imaginar en su lugar otra que esté bien; si encontramos, por azar, algo que esté bien, intentemos pensar algo que esté mejor. Y partir siempre de lo imaginado, de lo supuesto, de lo apócrifo; nunca de lo real' (A. Machado)

¿Está mal Andalucía? Aunque toda realidad es siempre caleidoscópica y depende del color del cristal con que se mira, todos los indicadores -renta media, renta familiar disponible, índice de bienestar, PIB ...- parecen coincidir obstinadamente en que seguimos siendo el Sur del Norte. Es innegable que en estos veinte años de autonomía hemos mejorado, pero no es menos cierto que la convergencia con otras regiones de España y de Europa queda aún distante. Según los últimos informes conocidos, la elogiada 'calidad de vida' de los andaluces depende más de la bondad del clima, de la belleza de su paisaje y del carácter de sus gentes que de variables más tangibles: infraestructuras, servicios, riqueza, nivel de instrucción... Es necesario, pues, que nos esforcemos en imaginar una Andalucía mejor, donde todos tengamos más posibilidades de ejercer derechos y acceder a servicios básicos de calidad.

En el último debate sobre el estado de la Comunidad, el Presidente de la Junta propuso lo que él denominó 'la segunda modernización' de Andalucía, y nos invitó a todos a que debatiéramos sobre ella. Pero entenderá el señor Chaves que en Izquierda Unida hayamos acogido su propuesta con escepticismo. La propia expresión es contradictoria en su formulación, pues presupone que ha habido una primera modernización y que habría una tercera, una cuarta, etcétera. Como si la modernización fuera una sucesión de etapas o de periodos y no un proceso continuo de innovación para responder eficazmente a los problemas de nuestro tiempo. Pero, más allá de esto, la propuesta nos parece insuficiente desde una perspectiva de izquierdas.

Es evidente que la sociedad de la información y el desarrollo tecnológico nos imponen la necesidad de realizar un esfuerzo colectivo de sustituir lo caduco y obsoleto por lo nuevo y actual, aunque sólo fuera para no aumentar nuestra distancia con otras sociedades desarrolladas de nuestro entorno. Sin embargo, las desigualdades sociales, los desequilibrios territoriales, el desarrollo devastador, la dependencia económica, la precariedad laboral, la economía sumergida, la multiculturalidad, la falta de iniciativa, la mentalidad sumisa, la desarticulación social, el clientelismo político, etcétera, nos exigen plantear un proceso de transformación profunda de las estructuras económicas, sociales, culturales y políticas.

Es imprescindible redefinir los objetivos y no sólo actualizar los instrumentos. Por ello, si el debate no pone en primer término cómo avanzar hacia una Andalucía sin desigualdades, los procesos de modernización sólo servirán para hacer más eficaces los mecanismos de depredación de la naturaleza y de explotación del hombre por el hombre, favoreciendo la mundialización del capital y no la humanización personal y colectiva.

Quienes creemos que otro mundo es posible aceptamos convivir con el capitalismo, pero no por ello lo asumimos ni renunciamos a su superación. Sabemos que la construcción de una sociedad nueva y distinta, postcapitalista, no surgirá ya de revoluciones de masas sino de la participación de la ciudadanía en la transformación de la realidad cotidiana, construyendo 'zonas liberadas' animadas por la utopía. Sólo así cobra sentido la paradójica sentencia de Mairena.

Desde Izquierda Unida estamos impulsando un debate social sobre los objetivos, las estrategias y las propuestas precisas para transformar Andalucía desde los valores de la izquierda y convocamos a participar en él a todos los andaluces y andaluzas que crean que es posible y urgente una acción política alternativa.

José Luis Pérez Tapias es Coordinador General de Áreas y Responsable de Estudios y Programas de IULV-CA.