71 curas de Girona piden el celibato optativo y el sacerdocio femenino
Un tercio de los sacerdotes, que atienden a la mitad de los feligreses de la diócesis, reclaman más democracia
Un tercio de los sacerdotes en activo de la diócesis de Girona, que congrega en sus parroquias a la mitad de los feligreses de la diócesis, han presentado a su obispo un controvertido documento en el que reclaman a la jerarquía eclesiástica cambios tan radicales como el celibato voluntario, el sacerdocio femenino, el abandono de los signos de ostentación o una implicación más 'valiente y comprometida' contra las situaciones de explotación e injusticia. En el documento, el grupo de sacerdotes también pide que la Iglesia democratice su funcionamiento.
El manifiesto, firmado por 71 sacerdotes miembros del Foro Joan Alsina, constituido hace dos años y medio en memoria del párroco gerundense asesinado en Chile por las tropas pinochetistas, reclama que la Iglesia promueva los derechos de la mujer 'de manera que no quede excluida de ningún cargo o ministerio, incluido el sacerdotal'. Los curas piden también 'el respeto a las personas que se encuentren en situaciones familiares canónicamente irregulares' y también 'la libre opción al celibato sacerdotal'.
La diócesis de Girona tiene actualmente unos 250 sacerdotes, aunque una parte importante de ellos ya están jubilados y no tienen dedicación activa. Los 71 que suscriben el documento tienen a su cargo la mitad de los feligreses de Girona. Estos sacerdotes son conscientes de que todas las reformas de la Iglesia han venido desde abajo. 'Los cambios implican sacrificios y quizás alguna represalia', afirmaba ayer Lluís Costa, párroco de Torroella de Montgrí.
Ante la pregunta de si su atrevido documento implica desobediencia, replican que no les guía ninguna voluntad de ruptura, sino la satisfacción de expresar con plena libertad sus opiniones en el seno de la Iglesia. 'No pretendemos darle una puñalada trapera al nuevo obispo, por eso le dimos el escrito antes de hacerlo público', explicó ayer Ignasi Forcano Isern, de la parroquia de Sant Pau de Girona. Fèlix Mussoll, de Santa Teresa de Blanes, afirma que la iniciativa pretende estimular el debate y el intercambio de ideas: 'Para entrar en una iglesia debes quitarte el sombrero, pero no la cabeza'.
Los tres párrocos, que presentaron el documento en nombre del foro, reconocieron que su actitud les ha creado algunos problemas con sectores integristas, muy minoritarios, de sus parroquianos. 'Son pocos pero hacen mucho ruido y, a menudo, su integrismo acostumbra a ser intolerante', asegura Mussoll. Los curas afirman que las cartas al director de los periódicos son el fiel reflejo de algunas campañas de descalificación a las que han sido sometidos. Muchos de los curas del Foro trabajan ya en sus parroquias con esta línea de pensamiento que diverge de las directrices oficiales. 'En las parroquias nuestro talante responderá a lo que refleja este documento, no a los dictados de la jerarquía', mantiene Forcano.En el documento, dos páginas que llevan por título Perfiles de la Iglesia que vamos construyendo, se hacen votos para 'una auténtica participación y democratización de la Iglesia'. Esta participación la reclaman tanto a la hora de hacer nombramientos como de 'tomar posiciones públicas sobre temas controvertidos, tanto eclesiásticos como sociales'.
Los portavoces del foro reconocieron que las nuevas generaciones de curas tienen quizá un talante más conservador, en consonancia con los nuevos tiempos. El Foro Joan Alsina piensa que la Iglesia debe abandonar de una vez por todas 'la añoranza de la influencia social que en otros tiempos tenía la jerarquía eclesiástica', así como 'el miedo al mundo de los cambios sociales y políticos y, sobre todo, el miedo a la autocrítica'.
Los firmantes del documento reclaman que la austeridad con que viven muchos cristianos se haga extensiva a la Iglesia como institución pública, a la que piden 'testimonios de desprendimiento', tales como el abandono de los signos de ostentación, riqueza y poder. El Foro advierte de que 'no es suficiente hacer callar la mala conciencia dando algunas propinas, sino que hay que compartir de verdad los propios bienes con los pobres y desvalidos'.
Fuentes del Obispado de Girona confirmaron ayer que el obispo Carles Soler Perdigó, que tomó posesión del cargo el pasado 16 de diciembre, ha recibido el manifiesto y destacaron que, gracias al documento, ya está al corriente de las opiniones de los firmantes. Las mismas fuentes añadieron que el obispo no ha visto la necesidad de hacer ninguna declaración al respecto.
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