El médico encargado de los inmigrantes retenidos en Fuerteventura sólo visita la isla cada 15 días

El médico del Ministerio del Interior al que hace dos meses fue encomendada la atención sanitaria de los inmigrantes encerrados en la antigua terminal del aeropuerto de Fuerteventura, una de las Canarias orientales, tiene su base en Tenerife, capital de las islas occidentales. El doctor, que también se encarga de supervisar las bajas de los policías, pasa consulta a los africanos aproximadamente una vez cada dos semanas. El resto del tiempo la evaluación de la salud de los internos corre a cargo de los dos agentes de guardia, a cuya discreción queda el suministro de medicamentos.

El médico viajó a Fuerteventura el pasado miércoles y atendió a casi medio centenar de enfermos en un tiempo de dos horas y media, a razón de tres minutos por paciente.

A finales de enero, un interno marroquí se quejó de un fuerte dolor en una pierna. Los policías le apuntaron en una lista para que el doctor lo examinara cuando viajara a Fuerteventura. Los días pasaban, el marroquí continuaba quejándose y el médico seguía sin aparecer. Uno de los agentes accedió a mirarle la extremidad: estaba muy hinchada. Los policías pidieron un coche para trasladarlo al hospital. El doctor que lo atendió dijo que había estado a punto de sufrir una embolia, según relataron a este periódico fuentes sanitarias.

Los miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que custodian la terminal del aeropuerto tienen unas cajas llenas de medicamentos en las que alguien ha escrito su utilidad: 'Dolor de cabeza', 'Vómitos', 'Gases'... Es una invitación para que medique a los numerosos internos que acuden a ellos con todo tipo de síntomas tras muchos días de encierro. Algunos lo hacen, por humanidad, a pesar de que esa tarea excede sus obligaciones. Pero la mayoría se niega a responsabilizarse de la salud de los inmigrantes.

Alergia a la Aspirina

El diario La Provincia contó el caso de una subsahariana a la que le dieron una Aspirina contra el dolor de cabeza. Horas más tarde tuvo que ser trasladada al hospital porque era alérgica al ácido acetilsalicílico.

Tanto los miembros de Cruz Roja que han trabajado en la terminal como los propios inmigrantes que han padecido cautiverio en ella destacan el esfuerzo y la buena voluntad de los agentes. Cada dos o tres días, Cruz Roja les pasa una lista de personas con los padecimientos que sufren. Pero los policías no pueden hacer otra cosa que archivarla, a la espera de la siguiente visita del médico. Cuando algún interno presenta síntomas alarmantes, piden un coche a la comisaría y lo trasladan al hospital.

El régimen de trabajo del médico designado por el Ministerio del Interior ha sido confirmado a EL PAÍS por varias personas, entre ellas el director insular de la Administración General del Estado, Ramón Paniagua, y personal de Cruz Roja.

El doctor atiende a los internos en una camilla situada en el pasillo de entrada al edificio, en lugar de en la sala de las mujeres, como sucedía hasta hace unos meses. No hay un biombo que preserve la intimidad de los pacientes. Entre las enfermedades que diagnostica figuran las derivadas del largo encierro y el ambiente insalubre: dolor de cabeza y dolor de espalda. Pero también hay infecciones en la piel, encías sangrantes, bultos y enfermedades de transmisión sexual.

En los últimos días, el doctor ha visitado la terminal con más asiduidad. Le ordenaron estar presente, 'vestido con la bata blanca y con el fonendo al cuello', según manifestó a varias personas, el día 26 de febrero, cuando la adjunta primera al Defensor del Pueblo, María Luisa Cava de Llano, visitó la instalación. Ese día los inmigrantes fueron despertados muy temprano, para que hicieran una limpieza a fondo de las instalaciones.

Esta situación se mantiene desde el 1 de enero, cuando los médicos y sanitarios de Cruz Roja, que pasaban tres consultas semanales, abandonaron su trabajo ante la falta de voluntad del Gobierno para solucionar el hacinamiento en que se hallaban sus pacientes.

Tras las denuncias aparecidas en la prensa, el informe de la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch y las fotografías del interior de la terminal distribuidas por la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras, parece que las autoridades se han decidido a abordar el problema.

A partir del próximo lunes, un médico y un enfermero contratados por Cruz Roja y pagados por el Gobierno autónomo atenderán durante 40 horas semanales a los inmigrantes. La ONG también contratará a una abogada para apoyar la atención jurídica a los extranjeros.

El Gobierno central ha puesto en marcha un plan urgente para trasladar a los africanos a otras islas y a varios lugares (no revelados) de la Península. También han comenzado las obras de acondicionamiento del antiguo cuartel de la Legión para dar un alojamiento más digno a las personas que lleguen a bordo de pateras en los próximos meses.