El hombre polilla
En las películas de miedo, mal llamadas de terror por culpa de una defectuosa traducción del inglés, hay una variante que juega con los fenómenos paranormales. Tras el gran éxito de El exorcista (1973), de William Friedkin, que es la obra maestra de este subgénero, en los casi 20 años que han pasado desde entonces se han sucedido producciones muy similares, pero sin llegar a superarla nunca.
La recién estrenada Mothman, la última profecía pertenece a este subgénero, en el que desde hace algún tiempo se ha incluido la frase 'basado en hechos reales', que aparece en la propaganda y es el apoyo de las campañas publicitarias. Lo que, sin gran esfuerzo, quiere decir que no hay nada tan irreal como las historias que se cuentan en este tipo de producciones en general y en ésta en concreto.
MOTHMAN, LA ÚLTIMA PROFECÍA
Director: Mark Pellington. Intérpretes: Richard Gere, Laura Linney, Will Patton, Debra Messing, Lucinda Jennet, Alan Bates. Género: miedo. Estados Unidos, 2001. Duración: 110 minutos .
Basada en la novela homónima de John A. Keel, convertido en un demasiado largo y repetitivo guión por Richard Hatem, Mothman, la última profecía cuenta la pesadilla de un periodista del prestigioso The Was
hington Post. Dos años después de la muerte de su esposa, en extrañas circunstancias, aparece en un perdido pueblo de West Virginia, donde el extraño hombre polilla a que hace alusión el título se ha aparecido repetidas veces, causando el miedo de sus vecinos, y en el que su mujer trata de ponerse en contacto con él.
El máximo atractivo de la historia es que ha sido narrada con gran rigor desde el punto de vista del periodista. De manera que durante su desarrollo dramático nunca se sabe si lo que ocurre es real o producto del trauma causado por la muerte de su esposa, para al final enfrentar al personaje con la materialización de una de sus pesadillas y desconcertar al espectador. Sin embargo, el resultado no puede incluirse entre las mejores obras del subgénero por simples problemas de dirección.
La razón es que al realizador Mark Pellington, conocido especialista en policiacos, que en esta ocasión dirige su tercer largometraje, se le nota demasiado que procede del campo del vídeo musical, y que, antes que nada, con Mothman, la última profecía pretende hacer uno de ellos de larga duración. Logra un cierto clima de pesadilla pero en el que sus personajes se mueven como burbujas. Aunque Richard Gere, protagonista absoluto, resulta convincente, Laura Linney, disfrazada de sheriff local con un extraño gorro, no logra dar mucha vida a su secundario y demasiado inconsistente personaje.
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