La Politécnica, en la encrucijada

Mientras Jaume Pagès, el todavía rector de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), deshoja la margarita del cargo de consejero delegado del Fòrum 2004, Lluís Jofre (Mataró, 1956) y Josep Ferrer Llop (Barcelona, 1949), los dos candidatos a sucederle al frente de la institución académica de referencia de la industria catalana, se hallan inmersos en una inédita campaña electoral con los criterios de la nueva ley de universidades (LOU), que les obliga a buscar votos como cualquier político. En juego está el modelo que adoptará la ciencia aplicada en Cataluña, una sociedad cuyo tejido industrial también se encuentra en la encrucijada.

El próximo viernes día 8 tendrá lugar la elección por sufragio universal, aunque el voto será ponderado. Catedráticos y profesores titulares pesan el 51%; el resto del profesorado, el 11%; los estudiantes, el 29% y el PAS, el 9%. Estos porcentajes varían en función de la participación de cada colectivo, lo que probablemente reduzca al mínimo el peso de los estudiantes, tradicionalmente proclives a la abstención. El censo lo componen 28.991 estudiantes, 2.258 profesores y 1.171 miembros del personal de administración y servicios (PAS).

La imaginación de un 'teleco' contra la solidez de un ingeniero industrial

La UPC tiene 15 centros propios y ocho adscritos, repartidos entre Barcelona, Manresa, Vilanova i la Geltrú, Terrassa, Igualada, Castelldefels, Mataró, Sant Cugat del Vallès y Canet de Mar. Su presupuesto inicial para el ejercicio 2002 es de casi 200 millones de euros (32.657 millones de pesetas) y el año pasado ingresó en concepto de transferencia de tecnología más de 32 millones de euros.

Los candidatos no han dejado ninguna duda, son tan distintos como sus orígenes académicos: Ferrer Llop es ingeniero industrial y Jofre, ingeniero de telecomunicaciones. Se enfrentan lo sólido y lo virtual; la materia y el éter. Una diferencia que de modo muy gráfico algunos sitúan en términos geográficos: se enfrentan los representantes de uno y otro lado de la Diagonal, en Pedralbes: en la parte de la montaña el Campus Nord, un modelo modular en el que conviven distintas escuelas (Caminos y Telecomunicaciones, entre otras) y facultades como la de Informática, cada vez más inclinadas a relacionarse con la empresa privada y a establecer vínculos transversales entre todas las disciplinas, en especial en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En el lado mar, las dos viejas escuelas emblemáticas, cada una en su edificio: Industriales y Arquitectura, origen de la propia UPC y representantes también de una cierta manera de relacionarse con las Administraciones, a través de prerrogativas y derechos estrictamente controlados por sus respectivos colegios profesionales.

El propio Ferrer Llop no esconde sus preferencias. 'Industriales es el corazón de la UPC, 'yo creo en las tecnologías clásicas', asegura. 'Las TIC no están enraizadas, representan a las multinacionales extranjeras', añade. Con una larga trayectoria en el ámbito sindical -fue secretario de Acción Sindical y Política Universitaria de CC OO- Ferrer se apresura a etiquetar su candidatura como la de la izquierda, y sitúa a su contrincante en la órbita convergente, aunque descarta que esto influya en el ámbito académico. 'Nosotros nos hemos pronunciado en todo momento abiertamente contra la LOU y ahora deberemos retorcerla porque apunta a un gobierno centralista y jerárquico', asegura. Promete una renovación total del proyecto -'agotado'- que deja Pagès y le recrimina agriamente que haya anunciado a los cuatro vientos la futura marcha de la Escuela Superior de Ingenieros al Campus de Llevant, en la zona de la desembocadura del Besòs, que recuperará el Fòrum 2004. 'Pagès nos ha engañado', se lamenta. 'Mientras se mantenga alguna posibilidad de seguir utilizando el campus de Pedralbes, hay que aguantar aquí', añade.

Por el contrario, Jofre ve con buenos ojos la creación de un nuevo campus frente al mar y algunos de sus miembros apuntan a que el rechazo de Ferrer tiene más que ver con las reticencias de la casta de los ingenieros superiores a verse mezclados con los ingenieros técnicos -los peritos de otros tiempos- que irremediablemente se produciría.

Jofre formó parte del equipo rectoral de Pagès, pero hace dos años se tomó uno sabático y se fue a Estados Unidos, a la Universidad de California. Ahora se desmarca de la gestión del rector saliente y asegura que su objetivo es preparar la UPC para afrontar una nueva etapa en la que se incrementará la competencia entre universidades. Apuesta por la transversalidad de las titulaciones, quiere internacionalizar los doctorados y acercarlos a las empresas, potenciando los estudios de tercer ciclo, lo que supone estrechar la colaboración con las empresas y sellar alianzas con universidades europeas. Plantea aumentar el presupuesto dedicado a investigación, dar incentivos retributivos y de dedicación a los profesores, y reclama una reforma de las titulaciones. Calcula que para esta reconversión necesitará un aumento lineal del 10% del presupuesto, que, asegura, es lo que ofrece el PSC en su programa, lo que aprovecha para deshacerse del etiquetado convergente que le adjudica su contrincante.