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Tribuna:EL MAQUILLAJE DE LAS CIFRAS
Tribuna
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Las 'medidas' del Gobierno

El autor afirma que, en sólo seis años, el Gobierno del Partido Popular ha demostrado que todo vale, que los patrones de medir se pueden mover al albur de intereses partidistas y no de intereses colectivos.

El 'metro patrón' se conserva en una barra de platino iridiado en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. En el siglo XIX, Francia adoptó el metro como unidad de medida y en años sucesivos fueron muchos los países que adoptaron el sistema métrico. Con el transcurso de los años se observaron algunas diferencias respecto a la definición del sistema en torno a los parámetros de referencia en la medida, pero esto no fue obstáculo para que el sistema permaneciese inamovible hasta casi doscientos años después (1983), momento en que todos los países acordaron una nueva definición del sistema.

Que tantos países y durante tanto tiempo hayan estado de acuerdo en utilizar la misma 'vara de medir' es posible gracias a que el sistema se ha construido sobre la base de tres valores fundamentales: garantía, confianza y estabilidad.

El CIS se ha convertido en un instrumento para maquillar datos y cifras, y manipular mediciones
La realidad demuestra que el Ejecutivo utiliza los servicios del Estado en su exclusivo beneficio

Todo esto viene a cuento porque el Gobierno del señor Aznar ha dinamitado todos aquellos sistemas de medición que se han cruzado en su camino a la hora de interpretar 'la realidad de la España que ellos quieren'. En tan sólo seis años, este Gobierno ha demostrado que todo vale, que los patrones de medir se pueden mover al albur de intereses partidistas y no de intereses colectivos. Y para demostrarlo no hay más que repasar algunos ejemplos.

Este Gobierno ha modificado no en una, sino en dos ocasiones, la Encuesta de Población Activa (EPA). La primera vez lo hizo en el año 1999. En esta ocasión, y como por casualidad, el cambio supuso una notable variación en la lectura de las cifras de paro/empleo: con el nuevo sistema crecía el empleo y disminuía el paro.

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Ahora el Gobierno quiere volver a introducir un nuevo cambio en el sistema de medición, ya que considera que el nivel de ocupación está infravalorado. No hay que tener dotes de adivino, ni mucha imaginación, para prever que el resultado será que crece el empleo, precisamente ahora en que, lamentablemente, todos los indicadores apuntan a que el empleo está decreciendo en nuestro país.

Otro ejemplo de estos cambios en la vara de medir lo hemos vivido recientemente con el IPC. Nadie discute que había que introducir algunos elementos nuevos a la hora de establecer la medición. Lo que ya resulta más dudoso, por no decir oportunista, es que el Gobierno quiera hacerlo precisamente en este momento, en el que no sólo las subidas de precios en productos o servicios básicos son una realidad, sino en el que el impacto por la puesta en circulación del euro ha repercutido en el coste de la vida.

Todo ello se agrava más si tenemos en cuenta que la conjunción de factores (incremento en la carestía de vida, introducción del euro) que han coincidido en este periodo de tiempo resulta especialmente desfavorable para las cuentas del Gobierno y, en consecuencia, lo mejor para el Ejecutivo es establecer una especie de 'borrón y cuenta nueva' que impida establecer comparaciones con periodos anteriores.

Pero, además de intentar falsear las cuentas a base de ingeniería financiera, este Gobierno pretende engañarnos a todos. ¿Pero de verdad alguien puede creer que los precios no han subido en el mes de enero, cuando se han producido subidas en el transporte público, en el sector energético, en tarifas postales, subidas de impuestos indirectos y de tasas? ¿De verdad el Gobierno cree que puede engañar a los ciudadanos diciéndoles que los precios han bajado cuando en realidad lo que ha menguado ha sido su poder adquisitivo?

El último capítulo que este Gobierno ha escrito en su particular 'diario de la manipulación' lo ha protagonizado el Centro de Investigaciones Sociológicas. Este Gobierno no ha tenido inconveniente en ir socavando de manera sostenida y sistemática la credibilidad de esta institución hasta límites insospechados en cualquier sistema democrático.

El CIS se ha convertido en los últimos años en un instrumento en manos de un Gobierno que no tiene ningún escrúpulo en maquillar datos y cifras, manipular mediciones o simplemente hacerlas cuando más conviene e interesa al Gobierno y al partido que lo sustenta.

La realidad demuestra que este Gobierno está dispuesto a utilizar los servicios del Estado en su propio y exclusivo beneficio. Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la diferencia que existe en los resultados demoscópicos que ofrece el Gobierno y los que arrojan los elaborados por empresas u organismos que no dependen políticamente de ningún partido o que no se cobijan a la sombra del poder.

El Gobierno del PP se ha convertido en el amo y señor de los 'patrones' y las 'varas de medir', las manipula, varía y tergiversa a su antojo o conveniencia, sin importarle poner a los pies de los caballos a los profesionales que hacen con escrupulosa profesionalidad su trabajo o sin considerar que está arrojando por la borda la credibilidad y, en consecuencia, la confianza en las propias instituciones.

Urge, pues, recuperar la confianza en los sistemas de medición y en las instituciones, y para eso nada mejor que desgubernamentalizar, entre otros, organismos como el CIS o entidades como Radiotelevisión Española para que dejen de ser instrumentos en manos del Gobierno.El 'metro patrón' se conserva en una barra de platino iridiado en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. En el siglo XIX, Francia adoptó el metro como unidad de medida y en años sucesivos fueron muchos los países que adoptaron el sistema métrico. Con el transcurso de los años se observaron algunas diferencias respecto a la definición del sistema en torno a los parámetros de referencia en la medida, pero esto no fue obstáculo para que el sistema permaneciese inamovible hasta casi doscientos años después (1983), momento en que todos los países acordaron una nueva definición del sistema.

Que tantos países y durante tanto tiempo hayan estado de acuerdo en utilizar la misma 'vara de medir' es posible gracias a que el sistema se ha construido sobre la base de tres valores fundamentales: garantía, confianza y estabilidad.

Todo esto viene a cuento porque el Gobierno del señor Aznar ha dinamitado todos aquellos sistemas de medición que se han cruzado en su camino a la hora de interpretar 'la realidad de la España que ellos quieren'. En tan sólo seis años, este Gobierno ha demostrado que todo vale, que los patrones de medir se pueden mover al albur de intereses partidistas y no de intereses colectivos. Y para demostrarlo no hay más que repasar algunos ejemplos.

Este Gobierno ha modificado no en una, sino en dos ocasiones, la Encuesta de Población Activa (EPA). La primera vez lo hizo en el año 1999. En esta ocasión, y como por casualidad, el cambio supuso una notable variación en la lectura de las cifras de paro/empleo: con el nuevo sistema crecía el empleo y disminuía el paro.

Ahora el Gobierno quiere volver a introducir un nuevo cambio en el sistema de medición, ya que considera que el nivel de ocupación está infravalorado. No hay que tener dotes de adivino, ni mucha imaginación, para prever que el resultado será que crece el empleo, precisamente ahora en que, lamentablemente, todos los indicadores apuntan a que el empleo está decreciendo en nuestro país.

Otro ejemplo de estos cambios en la vara de medir lo hemos vivido recientemente con el IPC. Nadie discute que había que introducir algunos elementos nuevos a la hora de establecer la medición. Lo que ya resulta más dudoso, por no decir oportunista, es que el Gobierno quiera hacerlo precisamente en este momento, en el que no sólo las subidas de precios en productos o servicios básicos son una realidad, sino en el que el impacto por la puesta en circulación del euro ha repercutido en el coste de la vida.

Todo ello se agrava más si tenemos en cuenta que la conjunción de factores (incremento en la carestía de vida, introducción del euro) que han coincidido en este periodo de tiempo resulta especialmente desfavorable para las cuentas del Gobierno y, en consecuencia, lo mejor para el Ejecutivo es establecer una especie de 'borrón y cuenta nueva' que impida establecer comparaciones con periodos anteriores.

Pero, además de intentar falsear las cuentas a base de ingeniería financiera, este Gobierno pretende engañarnos a todos. ¿Pero de verdad alguien puede creer que los precios no han subido en el mes de enero, cuando se han producido subidas en el transporte público, en el sector energético, en tarifas postales, subidas de impuestos indirectos y de tasas? ¿De verdad el Gobierno cree que puede engañar a los ciudadanos diciéndoles que los precios han bajado cuando en realidad lo que ha menguado ha sido su poder adquisitivo?

El último capítulo que este Gobierno ha escrito en su particular 'diario de la manipulación' lo ha protagonizado el Centro de Investigaciones Sociológicas. Este Gobierno no ha tenido inconveniente en ir socavando de manera sostenida y sistemática la credibilidad de esta institución hasta límites insospechados en cualquier sistema democrático.

El CIS se ha convertido en los últimos años en un instrumento en manos de un Gobierno que no tiene ningún escrúpulo en maquillar datos y cifras, manipular mediciones o simplemente hacerlas cuando más conviene e interesa al Gobierno y al partido que lo sustenta.

La realidad demuestra que este Gobierno está dispuesto a utilizar los servicios del Estado en su propio y exclusivo beneficio. Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la diferencia que existe en los resultados demoscópicos que ofrece el Gobierno y los que arrojan los elaborados por empresas u organismos que no dependen políticamente de ningún partido o que no se cobijan a la sombra del poder.

El Gobierno del PP se ha convertido en el amo y señor de los 'patrones' y las 'varas de medir', las manipula, varía y tergiversa a su antojo o conveniencia, sin importarle poner a los pies de los caballos a los profesionales que hacen con escrupulosa profesionalidad su trabajo o sin considerar que está arrojando por la borda la credibilidad y, en consecuencia, la confianza en las propias instituciones.

Urge, pues, recuperar la confianza en los sistemas de medición y en las instituciones, y para eso nada mejor que desgubernamentalizar, entre otros, organismos como el CIS o entidades como Radiotelevisión Española para que dejen de ser instrumentos en manos del Gobierno.

José Blanco es secretario de Organización y Acción Electoral del PSOE.

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