Argentina se juega la vida cada semana
Miseria, violencia y muerte; el fútbol más intenso del planeta, al borde de la crisis total
Crisis económica, miseria, violencia, muerte. El cóctel era explosivo y todos sabían que iba a detonar en cuanto el tiempo comenzara a beberse las primeras jornadas del torneo Clausura de la Liga Argentina. Tres muertos ya, asesinados, uno más ayer de infarto al corazón cuando huía de una refriega, heridos graves, cientos de detenidos en comisaría, luego liberados, y una sucesión de batallas campales cada fin de semana. La primera división agoniza, parte de la Segunda está ya en el infierno. El próximo fin de semana se juega el Boca-River. ¿Se juega? ¿Puede seguir esto así?
El arbitro Fabián Madorrán interrumpió dos veces el Chacarita-Boca del pasado domingo. Los jugadores parecían más atentos a la gresca entre la policía y la barra brava del Chacarita en las tribunas que al juego. Con buen criterio, el juez decidió no suspender definitivamente el partido 'para evitar una masacre'. Las peleas, antes, durante y después, en las tribunas y en las calles, se reprodujeron en cinco de los seis partidos jugados el domingo. Y en los del sábado, y en los de Segunda, y en los de Tercera. Los motivos parecen distintos -deudas impagadas, venganza, rapiña, drogas, alcohol, robo, odio a la policía- pero todas coinciden en un denominador común: miseria, hambre, desesperación.
Cada semana uno o dos encuentros deben suspenderse porque los clubes no pueden pagar el coste suplementario de policías o por 'falta de garantías' para impedir las anunciadas guerras entre las salvajes barras bravas.
Racing de Avellaneda, el campeón del torneo Apertura, que era seguido hasta fines del año pasado por más de cincuenta mil personas, disputó el pasado viernes su partido frente al Talleres en casa ante sólo ocho mil personas. Los aficionados temían una emboscada de la hinchada del Independiente, su vecino de barrio, que prometieron vengar a un aficionado asesinado y a otros brutalmente golpeados antes del derby disputado en la segunda jornada. Por esa misma razón se había suspendido ya el partido entre el Racing y el Rosario Central, que debiera disputarse mañana.
Sangre y arena. La crisis económica azota como una tormenta sobre el desierto. Las plantillas de la mayoría de los clubes reclaman y protestan por la falta de pago de salarios y premios atrasados. Algunos equipos deciden no entrenarse o no concentrarse, otros jugadores aguardan cumplir los plazos reglamentarios para quedarse con la ficha en su poder. Es el caso de Riquelme, media punta del Boca, considerado el mejor jugador de la Liga. En el próximo mes de junio se marchará Cardetti, probablemente al Marsella.
Los directivos del Nueva Chicago, un modesto de la segunda división ascendido el año pasado a primera, pidieron a sus jugadores que no intercambien camisetas con sus rivales porque no disponen de dinero para reponerlas. El Vélez, ganador de todos los títulos posibles cuando le entrenaba Carlos Bianchi a comienzo de la década del noventa, acaba de dejar libre a su goleador Camps y de seguir como va no podrá retener a la mayoría de sus jugadores porque no les paga los contratos. Ameli, ex jugador del Rayo, defensa central titular y capitán del San Lorenzo que acaba de ganar la Copa Mercosur, se declaró también libre a cambio de la deuda que el club mantiene con él. Los presupuestos mandan, Todo gasto o inversión debe ser reducido, ahorrado, ajustado, cancelado, olvidado.
La devaluación en un 100% del peso con relación al dólar y las restricciones a la disposición de fondos depositados en los bancos agudizó hasta límites dramáticos la situación. Los clubes tienen pasivos estimados entre 30 y 50 millones de pesos y debieron rebajar el valor de las entradas para evitar que cayeran aún más los ingresos. El sindicato de empleados reclama salarios atrasados y anuncia una huelga que impediría la disputa del Boca-River el próximo domingo porque no habría personal para abrir los campos y vender entradas. La empresa Torneos y Competencias, que tiene los derechos de retransmisión por televisión hasta 2014 y funcionaba en los hechos como financista del sistema, atraviesa su propia crisis por la baja pronunciada de los anuncios pagados y la cancelación masiva de abonos. El partido adelantado de los viernes, que se difundía por sistema codificado, se retransmite desde el comienzo del torneo por una cadenas en abierto para compensar el coste con publicidad. La única buena noticia está en los terrenos de juego. Los traspasos masivos y la imposibilidad de contratar jugadores de la región, han revalorizado las canteras. Cada equipo tiene sus esperanzas de salvación en un par de chavales engordados de apuro para mostrarles y traspasarlos cuanto antes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.