Cabrera Infante hace un recorrido por La Habana de la mano de otros escritores
El autor interviene en unas jornadas de arte contemporáneo en Sevilla
Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929) regresó ayer a La Habana durante una hora. El autor de Tres tristes tigres habló de La Habana como metáfora en la sede de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El novelista exiliado deambuló por la capital cubana de la mano de varios de los escritores que captaron su magia. Autores como Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Alejo Carpentier, Ernest Hemingway, José Lezama Lima o Reinaldo Arenas fueron evocados en la conferencia.
'La Habana es una alegoría de Cuba si entendemos por alegoría una metáfora extendida', explicó Cabrera Infante, que obtuvo el Premio Cervantes en 1997. El escritor cubano intervino en las IX Jornadas de Arte Contemporáneo, que se iniciaron ayer en la Real Maestranza. Cabrera Infante recordó las impresiones que La Habana despertó en una serie de autores. Juan Ramón Jiménez escribió: 'La Habana está en mi imaginación y anhelo andaluces desde niño'. Y Juan Ramón vio 'mucha Habana en Moguer, Huelva, Cádiz y Sevilla'.
Federico García Lorca, 'siempre poeta, siempre pintoresco, siempre exagerado', contempló cómo surgía La Habana 'entre cañaverales y ruido de maracas'. Luis Cernuda incluyó los atardeceres de la capital cubana entre los que le dejaron huella junto a los de Sevilla, Cambridge y México. 'También en La Habana el atardecer es memorable', escribió Cernuda.
'Hemingway sabe evocar La Habana como una luminiscencia', dijo Cabrera Infante. Alejo Carpentier señaló que la entrada del puerto de La Habana 'parece la obra de un habilísimo escenógrafo'. 'La Habana parece ser estimulante', escribió Virgilio Piñera, en referencia a la atracción que ejerce sobre los cinco sentidos. Virgilio Piñera fue, a juicio de Cabrera Infante, un poeta 'muy singular' con un 'vocabulario bastante populachero y abrupto'.
'He sido transportada al país de las hadas', escribió Anais Nin. Calvert Casey fue 'el habanero perfecto'. Casey se suicidó 'en una calle de Roma que le recordaba mucho a una calle de La Habana'. El autor de Un oficio del siglo XX también evocó a Cirilo Villaverde, Lidia Cabrera, Dulce María Loynaz, Gastón Baquero, Severo Sarduy, Reinaldo Arenas, Zoe Valdés y el vínculo de todos ellos con La Habana. Y, finalmente, leyó varios fragmentos de su obra (Tres tristes tigres, La Habana para un infante difunto...). Cabrera Infante citó un 'adagio' elocuente: 'La Habana, quien no la ve no la ama'.
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