Argentina cuesta 8.000 millones a las empresas españolas
Los beneficios de las compañías del Ibex cayeron por vez primera desde 1993, con un descenso del 3%
La grave crisis de la economía argentina ha quitado todo el lustre a los resultados de las grandes empresas y bancos españoles en 2001 y especialmente a los más grandes, Repsol, Telefónica, SCH y BBVA. Más de 8.000 millones de euros, cuyo destino lógico hubiera sido ir a parar a las arcas de las compañías y/o a los bolsillos de sus accionistas han tenido que salir finalmente de los balances de las grandes compañías, que hace apenas unos meses se presumían lustrosos, para tapar huecos, reforzar pilares y evitar la posibilidad de un desplome aún más grave. El impacto directo de la crisis (el indirecto es casi imposible de determinar) ha sido brutal.
Los datos son elocuentes. Por primera vez desde hace ocho años, cuando la recesión hacía estragos, los beneficios globales de las 35 empresas que componen el índice Ibex de la Bolsa española etrocedieron en el ejercicio. No sólo cambió la tendencia al crecimiento anual, que ya se consideraba casi normal, sino que la caída de beneficios alcanzó un porcentaje del 3,12%. La cotización de estas empresas perdió el año pasado el 7,82% y en lo que va de año ha caído el 2%.
El Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), el regulador español en materia de contabilidad se vio obligado a ayudar a estimar la profundidad de la herida para evitar equívocos: allí donde las empresas contabilizaron en su momento el cambio de un dólar igual a un peso argentino, debían considerar que un peso vale un 42% menos. La ecuación del desastre para las empresas con intereses en Argentina es: un dólar igual a 1,7 pesos. La devaluación de sus balances ha sido inevitable.
Expansión
Como es natural, las sociedades que más han sufrido las consecuencias del desplome argentino han sido aquéllas que más apostaron por la expansión en América Latina. A la cabeza, Repsol YPF. El grupo petrolero, que en 1999 realizó una espectacular -y rentable- operación con la compra de la argentina YPF por 15.000 millones de dólares, cifró ayer mismo en 2.738 millones de euros el impacto de la crisis en sus resultados entre provisiones, saneamientos y ajustes. De esa cifra, 1.288 restaron los beneficios, que cayeron un 57,8%, y 1.450 se destinaron a sanear el balance consolidado.
Tras Repsol-YPF, Telefónica ha visto como se convertían en lanzas las cañas argentinas. Sus resultados cayeron por primera vez en nueve años, con un retroceso del 15,9% respecto al ejercicio 2000. A la compañía, que en pleno boom de las telecomunicaciones se lanzó a la conquista de mercados latinoamericanos no siempre a precio barato, la crisis le ha supuesto una repercusión negativa en los resultados de 360 millones de euros y unas menores reservas por conversión de 1.424 millones de euros. Total, casi 1.800 millones de euros.
Para los bancos, la mordedura de la crisis, con sus secuelas de devaluación, cambios regulatorios e inestabilidad tampoco ha sido despreciable. El Santander Central Hispano, que al igual que su competidor BBVA ha seguido la recomendación del Banco de España de restar de los beneficios el gran golpe argentino, ha tenido un efecto muy importante, ya que ha tenido que provisionar 1.650 millones de euros. No es extraño que su presidente, Emilio Botín, calificara el ejercicio de 'francamente difícil' cuando dio a conocer que el beneficio del banco había crecido sólo un 10,1% respecto a 2000.
La situación argentina y 'la crisis internacional acelerada por los atentados del 11 de septiembre' fueron los argumentos que esgrimió el presidente del BBVA, Francisco González, el 30 de enero para dar cuenta de que el beneficio de la entidad sólo había crecido un 5,9% (la previsión era del 16%) y explicar que el banco había tenido que provisionar 1.350 millones de euros contra resultados. Los banqueros acusaron tanto el tirón en la cartera que Botín y González declararon rotundamente que no harán nuevas inversiones en Argentina si el país no se estabiliza y el Gobierno no alcanza un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para encauzar la situación.
Los golpes que han llegado del otro lado del Atlántico no han respetado sectores. En el sector eléctrico, Iberdrola, sin intereses directos en Argentina, sí ha tenido que provisionar 72 millones de euros por la depreciación de las divisas en la región (Brasil y Guatemala) mientras su competidora Endesa ha sufrido un mordisco por su exposición en Argentina de 440 millones de euros: 356 millones por depreciación de su patrimonio y 80 millones de euros de menores resultados. A ellos hay que añadir algunas constructoras y firmas de servicios (como Agbar) que también se han visto afectadas.
El brusco giro de los resultados empresariales en los valores del Ibex 35 no se justifican en la situación de la economía. Por ejemplo, en 2000, se conoció un crecimiento del resultado neto cercano al 25% que fue ligeramente inferior (20%) en 1999. No obstante, en 2000 dos sectores ya empezaron a bajar el ritmo de aumento de sus ganancias: las firmas de inversión y las de alimentación. En 2001, se suman a estos grupos telecomunicaciones y químicas.
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