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La pintura de los grandes maestros flamencos construye un relato de la vida del siglo XVII

Una exposición en Salamanca reúne obras de Rubens, Van Dyck y Brueghel el Viejo

Una de las manifestaciones de la etapa de prosperidad de la ciudad flamenca de Amberes se tradujo en una importante producción pictórica en el siglo XVII, y una selección de esa obra artística se muestra en la exposición Los grandes maestros de la pintura flamenca en el siglo de Rubens, que se exhibe en Salamanca hasta el 30 de abril. Obras de Van Dyck, Brueghel el Viejo, Jacob Jordaens y Rubens, entre otros, se disponen en tres espacios de confrontación (piedad-seducción, arte oficial-obras de género, vida cotidiana), que permiten una clasificación temática que dio respuesta a los clientes de los artistas flamencos. 'En conjunto, la exposición se organiza como un cuento', ha señalado Paul Huvenne, director del Museo de Amberes.

La exposición, patrocinada por Caja Duero dentro de las grandes propuestas artísticas de la capitalidad cultural europea Salamanca 2002, y que pretende tender una línea de conexión con la condición de Brujas como ciudad que comparte la capitalidad con Salamanca, la forman 44 obras de 33 autores, seleccionadas entre los fondos del Koninklijk Museum Voor Schone Kunsten Antwerpen (Museo Real de Bellas Artes de Amberes). El comisario de la exposición, Nico van Hout, ha señalado que en los criterios de selección de los cuadros tuvo en cuenta una muestra de los grandes maestros, pero también una cierta referencia a España de algunas de las obras. Asimismo, se decidió mostrar no sólo piezas de creadores individuales, sino cuadros que proceden de taller, que son el resultado de un trabajo conjunto de pintores destacados, como es el caso muy ilustrativo de El lamento por Cristo, de Brueghel el Viejo y Rubens. Y, especialmente, se manejó la idea de proponer un relato, a modo de cuento, que es el que se ofrece en la sala de San Eloy, en la histórica plaza de San Boal.

'En conjunto, la exposición se organiza como un cuento', ha apuntado el director del Museo de Amberes, Paul Huvenne. Para conseguir ese efecto de relato, se han dispuesto tres espacios que armonizan la propuesta artística con la pintura de los grandes pintores flamencos.

Tres espacios

La primera de esas estancias, envuelta en tonos grisáceos, establece la confrontación entre religión y mitología, y su entorno es el de la piedad-seducción, de modo que frente a cuadros como los de Rubens de santa Teresa de Ávila y el compartido de El lamento por Cristo, se intercalan otras obras que constituyen un canto al gozo de vivir, y que muestran desnudos y fiestas.

Una segunda estancia, dominada por color rojizo, se refiere a la agresión a través de la confrontación del arte oficial y las obras de género, en las que la fuerza y seducción de la luz conseguida por creadores como Pieter Gysels, Jan Fyt o Jan Wildens, entre otros, permite advertir la maestría de los pintores flamencos.

El tercer espacio, en tonos verdes distendidos, propone distintas situaciones urbanas. Junto a recreaciones del entorno de la vida ciudadana, el comisario de la exposición ha indicado que no faltan aportaciones para advertir la lujuria de la naturaleza, así como obras con motivos de caza y de temas costumbristas.

Pero al tiempo que la exposición discurre por el canal de esos tres espacios, igualmente se ofrece una lectura temática de las obras, ya sea de las que tienen una fuerte carga religiosa, como de las que abordan cuestiones profanas (así, al lado de naturalezas muertas, hay cuadros que dan testimonio de la exuberancia de la naturaleza o de la atracción del erotismo o que son metáforas de la lujuria, y de la opulencia de la que se disfruta en tiempos de paz). La exposición ofrece también piezas en las que mandan las vertientes costumbrista y alegórica, sin que falten los retratos y, desde luego, una amplia muestra de paisajes que figuran entre los antológicos del género.

La selección de cuadros que figuran en la muestra no desmerece de las tres obras de Pedro Pablo Rubens que cuelgan en San Eloy porque, como ha señalado Van Hout, 'además del peso reconocido de Rubens, lo que presta consistencia a la exposición es un conjunto de obras que permiten advertir el talento de un amplio número de pintores que ilustran la riqueza de temas de la pintura flamenca', que en buena parte estuvo promovida, a través de una amplia variedad de géneros, por una amplia gama de clientes que no se limitó a la Corte y la Iglesia, sino que tuvo en los gremios y particulares motores artísticos muy destacados. Precisamente, el museo que ha permitido armar la exposición tiene a gala estar formado, fundamentalmente, gracias a las aportaciones de los gremios y procedencias particulares.

Además de los llamativos nombres de Rubens, Van Dyck, Brueghel el Viejo o Jordaens, en la exposición de Salamanca se han incluido artistas que no desmerecen de ellos a pesar de carecer de su renombre, caso de Teniers II, Gysels, Van Bredael, F. Snyders, Clara Peeters, J. Wildens, Paul de Vos, G. Coques, Van Lint o Lucas van Uden, entre otros. El 'tono de calidad' que se advierte en los cuadros expuestos se ha señalado como un motivo clave de la exposición, que desde Salamanca regresará a Amberes, ya que se trata de una producción exclusiva de Caja Duero para Salamanca 2002.

Un aspecto de la exposición <b></b><i>Los grandes maestros de la pintura flamenca en el siglo de Rubens.</i>
Un aspecto de la exposición Los grandes maestros de la pintura flamenca en el siglo de Rubens.FÉLIX CORCHADO

Conflicto con las localidades

La inauguración del teatro Liceo llega envuelta por la polémica motivada de la dificultad para conseguir entradas para los espectáculos programados por Salamanca 2002, lo que ha originado enfrentamientos y acusaciones por parte de quienes permanecían a la cola durante horas y por quienes sufrieron las consecuencias de los fallos informáticos al reservar sus localidades. La fuerte demanda y la reducida capacidad de los espacios dispuestos para los espectáculos, ante el retraso de las infraestructuras con mayor capacidad, se han señalado como una de las causas que han llevado el desaliento y la desilusión a espectadores frustrados. Ante acusaciones como 'siempre van los mismos', el Consorcio Salamanca 2002 ha tenido que puntualizar con nitidez qué número de localidades se reservan por razones protocolarias y cuáles salen a disposición del público, además de tomar medidas para perfeccionar los sistemas de venta y ampliar los horarios.

El último episodio polémico surgió ayer, cuando el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, decidió que para el acto inaugural de hoy en el teatro Liceo sólo se entregara una localidad a los concejales solteros, ya que únicamente podrán acudir acompañados los ediles casados. El portavoz socialista, Fernando Pablos (uno de los afectados por la medida), ha replicado que el alcalde ha hecho gala de 'una actitud retrógrada e intransigente, propia de alguien que no merece ser alcalde de Salamanca 2002'. También el responsable del PSOE en la provincia, Emilio Melero, ha calificado como 'predemocrática y talibanesca' la decisión del alcalde. La medida también alcanza a los miembros de la Diputación. El próximo espectáculo en el teatro Liceo, el día 14, el montaje de Los puentes de Madison, protagonizado por Charo López, también ha agotado las entradas de sus cuatro representaciones, mientras muchos aspirantes a acudir a verlo comentan airadamente su decepción. Situaciones similares se han producido con otros espectáculos. Para evitar conflictos en el futuro, el Consorcio Salamanca 2002 ha perfeccionado sus sistemas de venta y control, aparte de aquilatar al máximo las localidades de protocolo, medios de comunicación y las reservadas a patrocinadores y compañías.

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