Un republicano juzgará el pleito de Cheney con el Congreso
El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, ha recibido una buena y una mala noticia en su pleito con la Oficina de Contabilidad General del Congreso, a raíz de los 'papeles de Enron'. La buena noticia es que el caso ha caído en manos de un juez republicano y bien visto en la Casa Blanca, llamado John Bates. Y la mala es que Bates fue fiscal antes que juez, y en 1996, como ayudante de Kenneth Starr, obligó a Hillary Clinton a dar los papeles del caso Whitewater, con el argumento de que desde la Casa Blanca no podía invocarse el derecho a la privacidad.
La OCG, principal instrumento investigador del Congreso, quiere que Cheney entregue los nombres de las personas que le asesoraron al elaborar el Plan Energético de 2001 ante la sospecha de que las grandes corporaciones (para las que Cheney trabajó como ejecutivo petrolero) tuvieron una influencia excesiva. La corporación que más sospechas levanta es Enron, cuya gigantesca quiebra investiga el Congreso a la espera de que los fiscales presenten acusaciones penales.
El vicepresidente ha reconocido que se entrevistó en seis ocasiones con representantes de Enron, pero se niega a revelar más porque alega que, de hacerlo, resultaría imposible 'recibir opiniones sinceras' en la Casa Blanca.
Para evitar suspicacias, el juez fue elegido por un ordenador. John Bates, el afortunado con un caso legal sin precedentes, es considerado independiente, aunque en las elecciones mostró entusiasmo por la candidatura de George W. Bush-Dick Cheney hasta el punto de donar 1.000 dólares (1.155 euros), la suma más alta permitida por la ley, al dúo republicano.
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