'Ya no puedo perdonar más'
Una coruñesa denuncia a su marido por atacarla con un machete tras 13 años de malos tratos
'Esta vez vi la muerte muy de cerca. Y decidí que ya no aguantaba más, que ya no podía perdonarle más'. Lo estremecedor del caso de María Luz B. L. es lo poco que se diferencia de tantos y tantos infiernos domésticos que van saliendo a la luz. Durante 13 años de unión conyugal, esta vecina de Arteixo (A Coruña) soportó en silencio el papel de mujer sufriente, víctima desde el principio de su matrimonio (según su versión) de los arranques de violencia de un esposo obsesionado por el dinero y con muy mal vino. Pero la madrugada del sábado la habitual furia alcohólica del marido llegó demasiado lejos: machete en mano, estaba dispuesto a matarla. En un descuido, ella cuenta que logró huir y refugiarse en un trastero durante seis horas. Al día siguiente, corrió a denunciarlo. Ayer, el marido ingresó en prisión por orden judicial.
'Delante de la niña, empezó a puñetazos, a patadas... Tenía un cuchillo y me atacó'
Nadie puede negar a María Luz B. L. su capacidad de perdonar. Esta mujer de 33 años, con un hijo de 10 y una hija de ocho, descubrió poco después de su matrimonio que el marido, un hombre de apariencia normal, podía transformarse en una bestia violenta con cuatro copas encima. Y a ella le tocaba hacer de saco de golpes.
Su familia la incitaba a liberarse de ese yugo, pero María Luz no era capaz de romper el vínculo con aquel hombre que tanto la hacía sufrir. Hace cuatro años, se rebeló por primera vez y lo denunció tras una paliza. Y como tantas otras en su situación quiso creer en los propósitos de enmienda del marido y terminó por retirar la denuncia. 'Siempre acababa perdonándole. Un poco por miedo y otro poco porque pensaba que sería capaz de cambiar', comentó ayer María Luz en una entrevista con Radio Coruña de la cadena SER. 'Y, sin embargo, todo fue siempre a peor. Tuvo que pasar esto para que me diese cuenta de que nunca va a cambiar'.
María Luz vivía en Arteixo, un municipio del cinturón urbano de A Coruña, con su esposo, su suegro y los dos hijos del matrimonio. A primera hora de la madrugada del sábado, estaba durmiendo en la cama con la niña cuando irrumpió su marido, José Luis C., de profesión encofrador. Era evidente, siempre según la versión de la mujer, que había bebido y estaba fuera de sí porque decía que le faltaban 100 euros. 'Y me echó la culpa a mí', relata María Luz. 'Delante de la niña, empezó a puñetazos, a patadas... Tenía un cuchillo y un machete de cortar carne con el que me dio en la rodilla y me dejó el hueso al descubierto'.
La mujer confiesa que, por primera vez, pensó que iba a matarla. Y en un descuido, logró huir. El marido acudió un momento a la habitación del niño, y ella cogió las llaves de casa y salió a toda prisa. 'Llamé a la puerta de una vecina para que avisara a mi madre, pero no contestó nadie. Entonces me fui al trastero del edificio y allí estuve toda la noche encerrada esperando a que él se fuera a trabajar a primera hora'. En su escondite tomó la decisión: esta vez no se echaría atrás. A primera hora de la mañana, recogió a los niños, los dejó con sus padres, se fue al médico y a continuación acudió a la Guardia Civil con el parte facultativo: hematomas por todo el cuerpo y varios puntos de sutura en un brazo y una pierna. Su marido fue detenido horas después en Ponteceso (A Coruña).
'No volveré a casa', asegura, 'que siga su vida y que me deje en paz'. Lo que más le duele es el ejemplo que han tenido sus hijos, 'porque, al final, uno acaba haciendo lo que vio'. 'Que ninguna mujer aguante lo que yo he aguantado. Siempre hay otros hombres en la vida que te pueden hacer feliz. Y también se puede ser feliz sin los hombres. Los niños te hacen feliz. Pero no merece la pena vivir con personas así. Yo pude escapar, si no, ahora mismo estaría en el cementerio'.
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