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Miles de personas apoyan el centro Hontza en una marcha secundada por todos los partidos menos el PP

Varios miles de personas -diez mil, según estimaciones de la Policía Municipal- salieron ayer a las calles de Bilbao para exigir una sociedad más solidaria y para defender el centro Hontza, un lugar de cobijo para los drogodependientes que gestiona Cáritas y que es cuestionado por los vecinos del barrio donde está el local. Sin embargo, los convocantes orillaron en su lema este conflicto para poner el acento en la solidaridad de la sociedad con los grupos excluidos y atrapados por la miseria, y en este caso con los drogodependientes sin techo. Los 39 grupos sociales y vecinales de la Coordinadora de Grupo para la Rehabilitación de Bilbao La Vieja organizadores de la marcha estaban ayer exultantes por la respuesta de la gente. La manifestación venía precedida del apoyo explícito de 169 entidades políticas, sociales, sindicales y ONG,s.

Lo cierto es que el nivel de apoyo institucional fue muy significativo: junto al alcalde, Iñaki Azkuna y la ararteko en funciones, Mertxe Agúndez, estaban el diputado de Acción Social, Ricardo Ansotegi; el consejero de Asuntos Sociales, Javier Madrazo, y su hombre estrella en la consejería, el director de Inmigración, Omer Oke. Acudieron también el consejero de Sanidad, Gabriel Inclán y la viceconsejera de Justicia, Esther Larrañaga,

El apoyo político se tradujo en la participación de ediles y dirigentes de PSE, IU, PNV, EA, Batasuna, y de representantes de todos los sindicatos. Estaban, entre otros, los parlamentarios de Batasuna José Antonio Urrutikoetxea Josu Ternera y Jone Goirizelaia, el de IU Oskar Matute, el líder del PSE en Vizcaya, Patxi López, y sindicalistas de LAB, ELA y de Comisiones Obreras. Todos salvo el PP.

Y un montón de personas con una pegatina en la solapa con la leyenda Por una sociedad más justa y un lema claro en su mente: 'Otro mundo es posible, otra sociedad es posible, otro Bilbao es posible', como dijo al término de la marcha el cantante de Oskorri Natxo de Felipe, al leer el manifiesto. 'La calidad de vida de una ciudad y de sus barrios se mide sobre todo por el respeto a los derechos humanos de todos sus ciudadanos independientemente de su procedencia, modos de vida o costumbres' aseguró, al tiempo que exigía a las instituciones, muchas de las cuales le estaban escuchando, un 'compromiso decidido' contra la exclusión social.

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