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La industria farmacéutica europea amenaza ruina

El presidente de Pharma y Pfizer, advierte de que las empresas pierden cuota de mercado y denuncia las diferencias de precios entre países

La industria farmacéutica europea se encuentra en una situación muy delicada. Pierde cuota de mercado a un ritmo preocupante y empeora seriamente su competitividad. El presidente de Pharma y de la multinacional Pfizer, Henry McKinnell, considera que los Gobiernos europeos deben cambiar sus políticas de gestión del gasto médico para garantizar la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. La supervivencia farmacéutica se enfrenta a serias dificultades por las diferencias de precios entre países.

En apenas una década, Europa ha pasado de tener un 32% del mercado al 22%; en el mismo periodo, Estados Unidos creció del 31% al 43%

La posición de liderazgo que la industria farmacéutica europea ha ocupado durante el siglo pasado en el mercado mundial está en riesgo. En apenas una década, Europa ha pasado de tener un 32% de cuota mercado al 22%, mientras que la posición de Estados Unidos creció durante el mismo periodo del 31% al 43%. Las consecuencias del envejecimiento de la población y el mal funcionamiento del sistema sanitario en la UE complican aún más la realidad en un sector en el que las compañías europeas son cada vez menos competitivas. 'Tenemos una industria decadente en Europa', afirmó Henry McKinnell en una entrevista con EL PAÍS, Frankfurter Allgemeine Zeitung y Wall Street Journal. McKinnell es presidente de Pharma (Pharmaceutical Research and Manufacturers of America) y de Pfizer, compañía que tiene filiales en Europa.

'De una parte está la divergencia de precios de los medicamentos entre países europeos, que las fijan artificialmente los Gobiernos, y de la otra está el control en exceso del gasto en salud. Piensan que poniendo los precios más bajos ahorran dinero, pero como consecuencia de esto se está destruyendo la competitividad de la industria local sin mejora de la salud de los ciudadanos. Me pregunto si ésta es la política correcta para Europa', reiteró McKinnell, quien expuso el pasado miércoles los problemas a los que se enfrenta el sector ante los comisarios europeos de Empresas, Erkki Liikanen, y de Mercado Interior, Frits Bolkestein. 'Queremos que la Comisión Europea se dé cuenta de que hay un serio problema al que hay que hacer frente'.

El consejero ejecutivo de Pfizer es consciente de que en materia de política sanitaria, la UE no tiene competencias, pero considera esencial hacer presión en Bruselas para que los Gobiernos empiecen a reconocer que hay un problema y después discutir el desarrollo de un nuevo sistema que permita terminar, entre otras cosas, con las diferencias de precios actuales.

Decisión estatal

Henry McKinnell considera que en Europa hay una fuerte contradicción entre el hecho de que haya un mercado único por el que pueden moverse libremente las mercancías y las personas y la evidencia de que los Gobiernos negocien individualmente los precios. 'Esta contradicción crea importantes distorsiones', afirmó.

Desde la industria farmacéutica se pretende dejar claro que de lo que se trata es de conseguir que se establezca en Europa un sistema que permita gestionar mejor el gasto y verlo como una inversión en vez de como un coste. 'Los gobernantes deben cambiar la forma de pensar que tienen en cuanto al gasto en medicamentos y buscar vías diferentes de gestión de los sistemas de salud, que den incentivos a la investigación'.

La idea de McKinnell en este sentido es muy simple, tan simple como la filosofía norteamericana. Si los ciudadanos están sanos, no van a los hospitales, pueden trabajar, pagar sus impuestos y como consecuencia se gasta menos dinero público. 'Si se gasta más dinero en medicamentos se ahorra en otra parte', explicó.

La Unión Europea, gracias a la consolidación del mercado interior y a la puesta en circulación del euro, ofrece un enorme potencial económico para el desarrollo de una industria farmacéutica aun más competitiva. Además, la adhesión a partir de 2004 de nuevos socios del este europeo abre las posibilidades en mercados prácticamente vírgenes.

La estrategia empresarial de Pfizer en Europa, de momento, se va a limitar a mantener la política actual basada en 'inversiones internas en la investigación y desarrollo' y en las asociaciones sin tener que llegar a la fusión.

'Trabajando juntos, no solo entre dos empresas, también con otros actores como los gobiernos, las ONG, las organizaciones privadas y las agencias internacionales, se pueden hacer más cosas más complejas que por si solos no podemos lograr. Aunque si surgiera una oportunidad para conseguir nuestros objetivos a través de adquisiciones de pequeñas compañías en lugar de colaborar con ellas, lo veremos como una alternativa', concluyó, descartando una 'adquisición a gran escala para ser aun más grandes'.

Cambiar el modelo

Henry McKinnell considera que el modelo sanitario que se está desarrollando en Europea es demasiado 'estático' y está construido sobre unas bases que lo hacen insostenible a largo plazo, sobre todo ante problemas como el que se enfrenta la UE y países como España e Italia con el envejecimiento de la población, un problema que afecta directamente a la industria. Insiste en que los Gobiernos europeos deben dejar de pensar individualmente. 'Queremos trabajar con ellos para romper las barreras existentes', afirma el presidente de Pharma en nombre del sector farmacéutico. 'No va a ser fácil, pero tienen que hacer una elección política para responder a las necesidades de unos ciudadanos que cada vez saben más de su propia salud y piden medicamentos más modernos'. La solución del problema no debe ser tampoco la de copiar el modelo norteamericano. 'No se puede ver en Estados Unidos la respuesta. La filosofía y la cultura son diferentes. Los americanos estamos acostumbrados a hacer las cosas por nosotros mismo, sin contar con el Gobierno. La sostenibilidad en Europa está construida en la esperanza de que el Gobierno hará algo. Para nosotros es diferente', dijo. El presidente de Pfizer saludó que países como el Reino Unido estén dando pasos para cambiar sus sistemas de salud para adaptarse a la nueva realidad. Destacó el problema que le plantea a las compañías farmacéuticas que operan en el mercado norteamericano el hecho de que los medicamentos sean el doble de caros que en Europa. 'Tenemos una fuerte presión', concluyó.

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