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Slobo mantiene el tipo ante los vídeos del horror

La fiscalía muestra las matanzas de Sarajevo y Srebrenica

Exterminio sistemático de un grupo social por motivos de raza, religión y política. Genocidio, el delito más grave contemplado en los estatutos del atípico Tribunal Penal Internacional para los ex crímenes en la antigua Yugoslavia, que la fiscal Carla del Ponte imputa a Slobodan Milosevic, como presunto mentor de las tropelías cometidas en Bosnia a manos serbias en 1995. Ayer, el ex dictador, hierático, no tuvo más remedio que digerir imágenes de los campos de detención de Omarska y Keraterm, así como fotografías del asedio de Sarajevo, la capital bosnia, y de la localidad nororiental de Srebrenica, el enclave musulmán en el que fueron ejecutadas más de 7.000 personas.

'Sarajevo había sido hasta entonces un ejemplo de integración de etnias y culturas', afirmó el ayudante de Del Ponte, el británico Geoffrey Nice. 'Hay que remontarse a la Segunda Guerra Mundial para recordar un episodio tan bárbaro como el asedio de Sarajevo', dijo Nice, quien entre ayer y el martes ha empleado siete horas para pormenorizar los sumarios de Croacia, Bosnia y Kosovo, por los que se acusa a Milosevic de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio (en el caso de Bosnia). Más de 10.000 personas murieron en el asedio de Sarajevo. Los sitiadores se dedicaron con saña a privar a la población de agua y electricidad y luego a incendiar y destruir sin más argumento que el de la superioridad de una etnia sobre las otras.

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Milosevic aguantó el tipo como pudo cuando la parte acusadora exhibió una fotografía de apilados cadáveres de civiles inocentes masacrados por las fuerzas serbobosnias guiadas por el general Ratko Mladic, inculpado también de genocidio, con la colaboración del Ejército Federal yugoslavo en Srebrenica, el 11 de julio de 1995. Mataron a todos los varones, pero también indiscriminadamente a mujeres y niños. Una pequeña de tres años, Anisa Pita, cuyo nombre figura en el acta de acusación, fue abatida por disparos de tiradores de élite que se entretenían en cazar a todo cuerpo que se moviera desde las montañas de los alrededores de la capital.

Las barbaries precipitarían la intervención militar de la OTAN y posteriormente, en noviembre, el cónclave tripartito en la base militar norteamericana de Dayton, a iniciativa de Bill Clinton, por el que se acordaría que Bosnia-Herzegovina quedaría dividida en dos: la República Srspka, en poder serbio, y la Federación croata-musulmana. El acuerdo fue suscrito por Milosevic, en representación de Serbia y Montenegro, por el fallecido presidente croata Franjo Tudjman y por el líder bosnio musulmán Alija Izetbegovic. Se dijo entonces que la paz llegaba definitivamente a los Balcanes tras cinco años de guerras. El entonces presidente norteamericano agradeció a Milosevic sus esfuerzos, pero los objetivos de Slobo eran bien distintos, como luego se demostraría tres años más tarde en la provincia autónoma de Kosovo con la limpieza étnica de albanokosovares.

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