Desmantelada una red que distribuía aceite industrial para fabricar piensos
El proceso introduce elementos cancerígenos en la cadena alimentaria humana
La Guardia Civil ha desarticulado una red de distribución de grasas industriales que, mezcladas con grasas vegetales, se vendían a fábricas de pienso, introduciendo así sustancias cancerígenas en la cadena alimentaria destinada al consumo humano. La operación del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) y la fiscalía de Reus se inició a instancias de la Comisión Europea, que alertó del alto nivel de exportación a empresas de Tarragona de grasas industriales que se utilizan para la fabricación de jabones procedentes de Holanda.
La operación se ha saldado con siete detenidos en Tarragona, dos en Lleida, cinco en Barcelona y un imputado en Girona. Fuentes de la Guardia Civil apuntaron que el caso es similar a la manipulación que causó el síndrome del aceite de colza desnaturalizado en la década de 1970.
Las investigaciones se iniciaron hace seis meses con el seguimiento de las actividades de cinco personas, responsables de empresas ubicadas en Mont-roig del Camp, Constantí, Reus, Tarragona y Salou. El aviso, sin embargo, llegaba de Bruselas. La Dirección General de Sanidad y Protección de Consumidores de la Comisión Europea, a instancias de la Fiscalía de Reus (Baix Camp), puso en conocimiento de la Guardia Civil la existencia de una empresa situada en Holanda que exportaba a España productos químicos dedicados a la elaboración de jabón que podrían estar siendo utilizados con otros fines.
Los detenidos están acusados de comercializar al menos 5.000 toneladas de grasa destinada a la producción de piensos que habría sido adulterada previamente con grasa procedente de procesos industriales. La grasa adulterada podría haber alcanzado un valor de 1,8 millones de euros (casi 300 millones de pesetas). La mayor parte del producto se comercializó durante el año pasado. De las 15 empresas distribuidoras investigadas, siete son de la provincia de Tarragona. Estas empresas distribuyeron las grasas adulteradas a otras nueve, todas dedicadas a la fabricación de piensos.
El uso de grasas industriales para pienso está absolutamente prohibido. El aceite oxidado, según explicó ayer el presidente del Colegio de Veterinarios de Tarragona, Ángel Guerrero, forma ciclos aromáticos, se acumula en los tejidos adiposos del animal y se convierte en un elemento cancerígeno que llegaría al consumo humano a través de la cadena alimentaria.
Guerrero explicó que las 5.000 toneladas de grasa adulterada comercializada no suponen una cantidad muy elevada teniendo en cuenta que una explotación ganadera puede consumir alrededor de 2.000 o 3.000 toneladas de pienso al año. El nivel de toxicidad dependería 'de las dosis y la mezcla'. El problema, a juicio de Guerrero, sería que el producto hubiera llegado a una sola granja y se hubiera concentrado en ella, pero dijo que no parece ser éste el caso.
El presidente de los veterinarios de Tarragona recordó ayer que desde el colegio profesional ya se viene criticando la permisividad de las administraciones para con las empresas productoras de piensos, 'a las que se reclama que se autocontrolen, lo cual deja la puerta abierta a que quien quiera pueda hacer estragos etiquetando el producto como si fuera correcto hasta que lo pillen'. 'Hace años que venimos diciendo que los veterinarios tienen que salir de los despachos y patearse las granjas', dijo Guerrero; 'no se sabe dónde están los animales. Todo se basa en el autocontrol, y eso en un libre mercado es preocupante. Hay que revisar el modelo de inspección que queremos'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.