Con la vista puesta en los votos de Batasuna

El partido de Begoña Errazti no ha dejado nunca de hacer política mirando de soslayo a los votos de Batasuna, lo que, por otra parte, hace también el PNV. Ello le lleva permanentemente a elevar un punto por encima del principal partido del Gobierno el tono de sus declaraciones y actuaciones. Lo hizo en el anterior Ejecutivo -con las polémicas actuaciones del consejero de Justicia Sabin Intxaurraga- y lo hace en éste, con Anjeles Iztueta desde el delicado Departamento de Educación como principal exponente.

Tanto Intxaurraga (ahora en Medio Ambiente) como Joseba Azkarraga (Justicia y Empleo) observan un perfil más discreto, sobre todo el primero, retirado a sus tareas de gestión y alejado de toda polémica. Así, la batuta del pronunciamiento más radical la mueve la persona con menos peso específico en el partido. Iztueta es, en contraste con Azkarraga e Intxaurraga, una recién llegada a EA, aunque sus relaciones con Errazti son muy estrechas. Los otros dos consejeros conectan más con la tradición de Carlos Garaikoetxea.

Más allá de las declaraciones y actuaciones de su consejera, EA planifica su futuro inmediato con la vista en las elecciones locales de 2003. En principio, prepara su máquina para concurrir en solitario, según su portavoz, Rafael Larreina, y lanza guiños al electorado abertzale, como una reciente iniciativa parlamentaria contra la tortura, que sus socios no han secundado.

En el PNV crece la preocupación por esta actitud de EA, más proclive también a pactos locales con Batasuna y que podría dejar maltrecho en 2003 el emblema de los 600.000 votos obtenidos por la coalición el 13-M, en unos comicios en los que ya cuentan con perder esa referencia, aunque sólo sea por el previsible descenso de la participación.