Incertidumbre en aumento

Los problemas de Argentina mantienen a la Bolsa española bajo mínimos, mientras que las expectativas económicas a corto plazo en la zona euro desaniman a los inversores. El Ibex 35 pierde en la semana el 4,18% y el miércoles cayó al mínimo anual al acumular una bajada del 5,67% en tres días.

La problemática reactivación del sistema financiero argentino trae de cabeza a los inversores españoles, que desconfían de lo que pueda suceder a corto plazo. Las cotizaciones de los dos bancos españoles con intereses directos en la zona, SCH y BBVA, han caído en esta semana el 6,65% y el 6,06%, respectivamente, mientras que Telefónica ha perdido el 5,58%, y Repsol YPF, el 3,98%. La petrolera acumulaba un recorte del 5,40% en el momento del cierre, pero la providencial llegada de algunas órdenes de compra consiguió frenar el descenso.

El Ibex 35 ha perdido en estos días el 4,18%, y el índice general de Madrid, el 3,67%. En las tres primeras jornadas se acumuló un descenso del 5,67% en el Ibex 35, lo que le llevó al nivel más bajo de este ejercicio.

Si preocupa la reapertura de los bancos con las nuevas normas para el corralito, por la brusca retirada de dinero que puede traer consigo, no resulta menos preocupante para los inversores el que Francia haya seguido a Alemania en el anuncio de una revisión a la baja en las expectativas de crecimiento para este año. Francia espera crecer en 2002 el 1,5% en lugar del 2,5% presupuestado.

Con esta reducción de expectativas, las previsiones de la Comisión Europea de crecer entre el 0,1% y el 0,4% en este primer trimestre han sido ajustadas a la baja por los inversores, que ven como más posible el rango inferior de este segmento. Bajo este supuesto, la economía de la zona euro estaría creciendo a un ritmo del 0,1% durante cuatro trimestres seguidos, es decir, estaría prácticamente estancada y justificaría la cautela de Alemania y Francia sobre sus posibilidades.

Los inversores y los analistas sólo esperan el momento en el que se anuncie la revisión a la baja en las expectativas de crecimiento españolas, pues dan por supuesto que se ajustarán al ritmo de las dos potencias económicas europeas.

El panorama justifica por sí mismo la enorme cautela de los inversores a la hora de mover el dinero y que está dando lugar a una situación muy peculiar en el mercado. Los intermediarios se quejan de la inexistencia de 'inversores finales' frente a un exceso de especulación, lo que trae consigo un incremento un tanto ficticio del negocio y otro, este real, de la volatilidad.

Los movimientos intradía, de cotizaciones y de dinero, no tienen más finalidad que la de aportar algunos ingresos inmediatos a inversores e intermediarios y contribuyen a mantener vivo el mercado, pero también dan cuenta del miedo de los ahorradores a prestar su dinero.