La UE condena la política de Bush como agresiva y unilateral
Honda preocupación europea por el poderío militar de EE UU
El cierre de filas de la Unión Europea y de la OTAN tras los ataques del 11 de septiembre se ha resquebrajado. Los contundentes discursos de la Casa Blanca y del Pentágono, concretados en las amenazas al 'eje del mal' (Corea del Norte, Irán e Irak) y en el espectacular aumento del presupuesto militar, han causado 'una fuerte preocupación' en el Consejo de la UE, como señalan fuentes próximas a Javier Solana, míster Pesc.
En la UE y hasta en la OTAN se califica ya de 'unilateral' y 'agresiva' la política estadounidense, y se constata que Europa 'comparte los objetivos pero aplica otra política muy diferente', según fuentes oficiales de la Comisión Europea.
Según el ministro alemán de Defensa, Rudolf Scharping, 'EE UU aprenderá que el combate contra el terrorismo no es sólo militar; en el futuro necesitará amigos y socios'. Su homólogo francés, Alain Richard, considera una 'opción maximalista' hablar del 'eje del mal', y precisa que, aunque algunos países pueden favorecer prácticas peligrosas para la seguridad internacional, hay que poner en marcha otras políticas de colaboración en lugar de que impere 'la idea de Bush de ejercer un dominio político casi indiscutido porque tiene el barco más grande'.
El portavoz del comisario de Exteriores, Chris Patten, comenta que la UE comparte la preocupación estadounidense por el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, 'pero preferimos una política de aproximación y de compromisos, por lo que no estamos de acuerdo con esa política reflejada en la teoría del eje del mal'.
Incluso el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, uno de los más fieles aliados de Washington en la UE, ha asegurado que, pese a las advertencias de Bush, Italia favorecerá el diálogo con Irán y Corea del Norte y que 'parece claro que no hay bases terroristas en Somalia', otro de los países amenazados por el líder estadounidense. También Jack Straw, ministro británico de Exteriores, ha asegurado que Londres 'sigue comprometido con el Gobierno reformista de Irán'.
Josep Piqué, ministro de Exteriores de España, que ahora preside la UE, ha ido aún más lejos y, durante una reunión en Madrid con el viceministro de Exteriores iraní, Alí Ahani, afirmó que la Unión seguirá trabajando 'como habitualmente' con Teherán para reforzar el diálogo y para firmar el previsto acuerdo de cooperación y desarrollo con Irán.
En el caso de Irak, la diplomacia de la UE ha reiterado en varias ocasiones que un posible ataque estadounidense a Bagdad supondría de forma automática un fuerte debilitamiento de la coalición internacional creada en torno a EE UU tras el 11 de septiembre, de la que forman parte varios países árabes.
Y es precisamente el mundo árabe, y más concretamente la crisis de Oriente Próximo, otro de los puntos en los que las distancias entre Washington y Bruselas se han agrandado. 'Los europeos no estamos de acuerdo con la política de la Casa Blanca en Oriente Próximo, y consideramos un error apoyar la política de pura represión de Ariel Sharon', argumenta el ministro de Exteriores francés, Hubert Védrine.
Defensa de Arafat
Frente a los ataques contra Yasir Arafat desde Washington, la UE también ha salido en defensa del líder palestino. Ante el Parlamento Europeo, Solana ha señalado que 'no hay una solución militar al conflicto'. 'La única salida es el diálogo y, si quieres dialogar, debes tener alguien con quien hablar', agregó en referencia a Arafat.
Pero la carrera emprendida por EE UU bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo parece no tener freno y, frente a las reticencias y temores europeos, la respuesta del propio Bush ha sido clara: 'La historia nos ha dado una oportunidad de defender la libertad y combatir la tiranía, y es exactamente lo que vamos a hacer. No bajaremos la guardia hasta terminar. Algunos se relajarán, otros se cansarán, pero no será mi caso, ni el del Gobierno de EE UU, ni el de mi país'. 'Estados Unidos no sacrificará sus intereses en busca de un multilateralismo', ha subrayado su secretario de Estado, Colin Powell.
El número dos del Pentágono, el halcón Paul Wolfowitz, ha sido aún más explícito: 'Hemos sido atacados y no necesitamos ninguna resolución de la ONU para la autodefensa; ésa es una de las grandes diferencias entre los europeos y los norteamericanos'. Esas diferencias residen en que Washington dispone de un poderío militar sin sombra posible en el mundo, frente al que Europa no deja de ser 'un pigmeo', como reconoce el secretario general de la OTAN, George Robertson.
Precisamente, en lo que los aliados se han visto ya definitivamente desbordados y desconcertados es ante el anuncio de Bush de aumentar a 379.999 millones de dólares (420.000 millones de euros) el presupuesto militar de EE UU para el ejercicio 2002-2003, es decir, un 15% más que el año anterior. La diferencia de potencia y de tecnología entre ambos continentes amenaza con ser abismal e inalcanzable.
Los Quince países de la UE se gastaron el año pasado 144.000 millones de dólares frente a los 310.000 de Estados Unidos. Pero es que en los últimos cuatro años el presupuesto militar estadounidense no ha dejado de crecer y el europeo de disminuir. Los cinco países más grandes de la Unión (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España) dedican una media del 1,4% de su PIB a defensa, frente al 2,8% en EE UU.
Robertson, como los ministros europeos de Defensa, insiste en que los países de la Unión deben aumentar sus gastos militares, sobre todo en aviones, misiles inteligentes y comunicaciones, porque, además, ese esfuerzo servirá para desarrollar nuevas tecnologías en sectores civiles como el proyecto casi moribundo del avión de transporte A-400-M, acortar distancias con EE UU e incluso recuperar mejores ritmos de crecimiento. Saben también que las opiniones públicas de la Unión no aceptan ese tipo de políticas.
La OTAN, víctima de la Casa Blanca
Y es hoy la OTAN otra víctima de la nueva política de Washington. La Alianza activó, por primera vez en sus 53 años de vida, el artículo sobre la defensa mutua tras los atentados del 11 de septiembre, pero EE UU decidió no contar con esa organización para su respuesta militar. 'Estábamos dispuestos a ir a Afganistán, pero no nos dejaron', reconoce un alto cargo de la Alianza. La realidad es aún más dura para el futuro de la OTAN y el número dos del Pentágono, Paul Wolfowitz, se lo ha dejado bien claro: 'La misión determina la alianza, la coalición, pero la alianza no ejecuta la misión'; es decir, EE UU echará mano de coaliciones a la carta cada vez que lo necesite, como lo ha hecho en Afganistán, pero no quiere depender de estructuras como la OTAN en las que puede tener menos libertad de decisión. 'Una coalición permanente siempre es mejor que una provisional', argumentó un estupefacto secretario general de la OTAN, George Robertson, quien después ha declarado que está dispuesto a 'reinventarse' la OTAN a la vista de lo que ya se le ha venido encima. Un alto cargo de la propia Alianza califica de 'agresiva' esta actitud estadounidense. Y es que a los aliados europeos de la OTAN, Washington les exige dos únicos objetivos: lucha contra el terrorismo y freno a las armas de destrucción masiva en países poco fiables de cualquier parte del mundo, dos misiones inexistentes hasta ahora para la Alianza.
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