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INVESTIGACIÓN

Los programas científicos nacionales se abrirán a toda la UE

Bruselas apremia a los Quince para avanzar hacia un espacio común

Los programas de investigación nacionales dejarán de ser un coto cerrado de cada país europeo. Ayer, en S'Agaró (Girona), la UE anunció que echa a andar la apertura de los respectivos programas nacionales, una iniciativa que ha de permitir la colaboración de equipos científicos de distintos países europeos y la posibilidad de que sus planes de trabajo se financien también con fondos procedentes de Estados miembros distintos del suyo.

El objetivo es reforzar la competitividad de la UE y reducir la brecha con Estados Unidos
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El proyecto se enmarca en la voluntad de la Europa comunitaria de convertirse en un gran espacio para la investigación y la innovación, proyecto lanzado hace dos años por Bruselas que apenas ha conseguido despegar y que ahora revive ante la acuciante necesidad de reforzar la competitividad de la Unión Europea y de reducir la brecha con EE UU. Para lograrlo, la UE persigue igualmente la movilidad de los investigadores, lo que requerirá desde la homologación de titulaciones hasta posibles incentivos fiscales que promuevan el salto del personal científico de un país a otro y un mayor trasvase entre investigadores del mundo académico al terreno empresarial.

La permeabilidad de los programas de investigación se realizará sobre la base de un principio básico: la voluntariedad. Ningún Estado miembro podrá, pues, obligar a otro a participar en su plan nacional, pero los Quince han tomado conciencia de la importancia de 'intercambiar y compartir grandes cantidades de información', en palabras de Anna Birulés, ministra de Ciencia y Tecnológía, que presidió la reunión informal celebrada en S'Agaró desde el viernes y hasta ayer por los responsables comunitarios de Investigación y de Industria.

Además, según la filosofía que los Quince hicieron suya en S'Agaró, las políticas industriales tendrán en cuenta a partir de ahora el desarrollo sostenible.

La palabra cooperación fue una de las más repetidas por la ministra española en las dos intervenciones públicas que efectuó durante el seminario. No en vano, el comisario europeo de Investigación, el belga Philippe Busquin, destacó la 'decepción' del Ejecutivo de Bruselas ante los 'escasos avances' a la hora de crear un espacio europeo de investigación e innovación realizados por los Quince, como se desprende del balance que la Comisión Europea ha efectuado sobre los progresos de la Unión europea E desde la cumbre de Lisboa. En dicha cumbre, celebrada en 2000, la UE se propuso convertirse en la 'economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo'.

El horizonte de la UE era alcanzar a Estados Unidos y Japón mediante la puesta en marcha de una serie de reformas socioeconómicas que, al parecer de Bruselas, no han avanzado lo suficiente en algunos campos como el espacio único para la investigación, la liberalización de los mercados de las telecomunicaciones y la energía o el VI Programa Marco para la Investigación.

Fuentes comunitarias dan por hecho que éste último no podrá obtener la luz verde definitiva durante la presidencia española. La indefinición del Gobierno español sobre la conveniencia de investigar con células madre embrionarias, cuestión que sin duda suscitará debates encontrados en el Parlamento Europeo, es uno de los principales obstáculos para que este macroprograma, dotado con 17.500 millones de euros, pueda salir adelante antes de que Dinamarca tome las riendas en julio. Ayer, en público, el comisario Busquin echó un capote a la ministra Birulés y subrayó 'los esfuerzos de la presidencia española' para acelerar la aprobación del VI Programa Marco.

Impulsar el capital riesgo para potenciar la creación de empresas de base tecnológica en Europa y reforzar la protección de la propiedad intelectual e industrial en materia de investigación son otros de los propósitos de la UE, que estarán presentes en la próxima cumbre de Barcelona, que se celebrará el mes próximo, en la que la presidencia española persigue la aprobación de una patente comunitaria, distinta y más flexible que la patente europea.

Una brecha de 76.000 millones de euros

El reto de fondo que Europa tiene por delante para ser competitiva en el mundo es 'ambicioso', y así lo recogieron por escrito los resultados de la reunión de S'Agaró. El comisario Busquin cuantificó ayer la brecha actual entre EE UU y la Unión Europea en 76.000 millones de euros. Por primera vez, los Quince han convenido fijarse un horizonte cuantitativo común sobre el gasto en Investigación y Desarrollo (I+D): el equivalente al 3% del PIB comunitario en el año 2010. Según fuentes conocedoras de los debates durante la reunión, algunos países, principalmente los nórdicos, asintieron a regañadientes a la fijación de un objetivo que, visto su papel de locomotora, 'se les queda pequeño'. El 54% del gasto en I+D (0,94% del PIB) en España corresponde al sector privado, que a la luz de los debates de S'Agaró tendrá un papel de máximo protagonismo en la vaga estrategia diseñada por la UE para alcanzar a Estados Unidos y Japón. Para subir al carro a las empresas -sobre todo en los países que van más retrasados en I+D- pese al actual contexto de desaceleración económica, los Gobiernos europeos quieren crear un 'entorno económico y fiscal favorable a la I+D y a la innovación'. Los marcos fiscales son responsabilidad de cada Estado miembro y no todos están en la misma situación. Los investigadores extranjeros en Suecia, por ejemplo, pagan sólo el 75% del impuesto sobre las personas físicas de este país. El Gobierno español aprobó el pasado 28 de septiembre un paquete de medidas fiscales que deberían mejorar las condiciones para aumentar la inversión en I+D.

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