Bruselas limita los costes de la ampliación comunitaria
Las negociaciones de ampliación de la UE entraron ayer en su recta final, sin duda la fase más delicada, una vez que la Comisión Europea presentó los documentos para enfocar las negociaciones sobre la política agrícola y los fondos estructurales, dos de los asuntos más espinosos de esa ampliación. Los periodos de transición y las restricciones previstas para que los candidatos no accedan a todos los fondos que teóricamente les corresponden ya han originado fuertes críticas desde Polonia hasta Eslovenia, pero el presidente de la Comisión, Romano Prodi, lanzó ayer una seria advertencia: 'No hay margen para el mercadeo'.
El Gobierno español, que este semestre preside la UE, debe abordar ahora la fase más crítica de las negociaciones para la ampliación al centro y Este de Europa. No sólo faltan por negociar los capítulos más problemáticos, sino que las negociaciones deben concluir, al menos con diez de los doce candidatos (todos menos Bulgaria y Rumania) antes de que concluya el año para que las incorporaciones se efectúen en 2004.
La Comisión Europea mantiene que, pese a las protestas de los aspirantes, los medios económicos propuestos para financiar la ampliación son 'equilibrados' y respetan 'la solidaridad concreta de los Quince hacia los nuevos países'. Bruselas garantizó ayer a los candidatos que no serán tratados como 'miembros de segunda clase en la UE', pero éstos sí creen que el corsé presupuestario de la Unión va a jugar en su contra.
'Hemos conseguido la cuadratura del círculo', declaró la comisaria europea de Presupuesto, Michael Schreyer, al explicar que la ampliación tiene un coste financiero, pero que los límites presupuestarios ya fueron fijados en 1999 en Berlín para el periodo 2000-2006 y no hay posibilidad alguna de modificarlos. En total se destinarán de las arcas comunitarias a los países candidatos 40.160 millones de euros entre 2004 y 2006, lo que equivale al 4% del PIB de los 10 países candidatos. Las ayudas se concentrarán sobre todo en el desarrollo de la política rural para que estos países puedan adaptar sus estructuras agrícolas obsoletas y empezarán a percibir las primeas ayudas directas vinculadas a la producción. También se incrementa la dotación del fondo de cohesión para incentivar proyectos en infraestructuras y medio ambiente.
En total, los países candidatos recibirán a través de la política estructural 337 euros por habitante. 'Se puede criticar este nivel de apoyo diciendo que es más bajo que el que se concede actualmente en la UE, pero los nuevos países no están en condiciones de utilizar un nivel de ayudas superior', afirmó Prodi. La Comisión está preocupada por la utilización que pueden hacer los países candidatos de estas ayudas. Un temor que se traslada también al uso efectivo que los países integrados en la UE están haciendo de las ayudas que cada año reciben del presupuesto comunitario destinadas a reducir las disparidades regionales.
Por otra parte, el primer ministro griego, Costas Simitis, dijo ayer en Bruselas que deben hacerse más esfuerzos en las negociaciones para la reunificación de Chipre, reanudadas este mes al más alto nivel bajo los auspicios de la ONU, entre el líder turcochipriota, Rauf Denktash, y su homólogo grecochipriota, Glafcos Clerides. 'Denktash debe ir más allá en sus propuestas y espero que lo haga', afirmó Simitis tras reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, informa Bosco Esteruelas.
La República de Chipre, es decir, la parte sur de la isla separada desde 1974, es uno de los doce países candidatos a entrar en la UE y espera poder haber cerrado las negociaciones de adhesión a final de este año. 'No debe haber retrasos', declaró el socialista griego, que es defensor de una Europa federal y que en el primer semestre de 2003 será presidente de la Unión.
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