Comienza el debate sobre el futuro de la UE
Los Quince iniciarán mañana un proceso sin precedentes que puede desembocar en Constitución
La Unión Europea lanza mañana oficialmente un procedimiento sin precedentes para acometer su profunda y necesaria reforma. Los 105 miembros de la Convención sobre el futuro de Europa, formada por representantes de los Estados, la Eurocámara, los Parlamentos nacionales y la Comisión, mantendrán en Bruselas su primera reunión formal que, como las siguientes, será abierta al público. Un año después, presentarán sus conclusiones para redactar un nuevo Tratado de la Unión o incluso quizás una Constitución para Europa. La última palabra la tendrán después, en 2004, los Estados.
La novedad del sistema reside en que el método ahora elegido para reformar la UE es más abierto y democrático, cuando siempre se ha hecho a través de la llamada Conferencia Intergubernamental (CIG), en la que los representantes de los Estados debatían a puerta cerrada sus propuestas. El mecanismo de la Convención sólo se ha empleado hasta hoy para elaborar la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión, proclamada en Niza en diciembre de 2000.
Pero la Convención arranca con polémica. La designación del controvertido Valéry Giscard d'Estaing, de 76 años, ex jefe de Estado francés, al frente del foro estuvo seguida de sus peticiones de cobrar un salario igual al del presidente de la Comisión (20.000 euros mensuales), una cantidad ligeramente reducida finalmente vía dietas o indemnización (1.000 euros por día de trabajo). Hoy, D'Estaing persigue aún imponer un sistema de trabajo de tintes presidencialistas, hasta el punto que prefiere denominar 'bureau' y no 'Presidium', como se llama oficialmente, al órgano máximo de la Convención.
Y es que será el Presidium el que realmente marcará la línea de trabajo. Mientras el pleno de la Convención se reunirá aproximadamente una vez al mes, el Presidium lo hará al menos el doble y será el encargado de redactar las propuestas sobre las que haya consenso. En ningún caso habrá votaciones, dada la heterogeneidad de la composición de la Convención: sólo dos representantes de la Comisión, 15 en nombre de los Estados, 30 de los Parlamentos nacionales, 16 del Parlamento Europeo y 39 de los Estados y Parlamentos de los países candidatos.
En el Presidium, con Giscard a la cabeza, pero acompañado de dos vicepresidentes (el belga Jean-Luc Dehaene y el italiano Giuliano Amato), habrá dos representantes españoles: la eurodiputada Ana Palacio, en nombre del Gobierno, e Íñigo Méndez de Vigo, en el de la Eurocámara.
Los Quince y los candidatos, aunque estos últimos no tendrán derecho a bloquear consensos de los actuales titulares del club, quieren jugar fuerte en la Convención y han nombrado primeros espadas para representarles. Quince ministros en ejercicio y 26 ex ministros o primeros ministros acudirán a los plenos. De los 105 integrantes, sólo media docena, según portavoces de la Comisión, pueden considerarse euroescépticos.
No sólo eso. La mayoría de miembros del Presidium, empezando por el presidente y los dos vicepresidentes, se inclinan por planteamientos federalistas y apoyan, como la Eurocámara o el Ejecutivo comunitario, la posibilidad de redactar una Constitución europea. 'La propuesta final debiera ser un Tratado Constitucional', ha dicho el comisario francés Michel Barnier, quien estará en el Presidium junto con su colega portugués António Vitorino. Hasta Londres, a través de su ministro de Exteriores, Jack Straw, ha dejado abierta por vez primera esa posibilidad la semana pasada. El propio Giscard ha avanzado que quiere 'un texto constituyente' que dé paso a una Constitución.
El encargo explícito para la Convención figura en la Declaración de Laeken, aprobada por los líderes europeos en diciembre pasado. Las más de 60 preguntas que deben ser respondidas van desde cuál debe ser el papel de Europa en el mundo, cómo interesar a los ciudadanos por el proyecto europeo, qué competencias debe mantener la UE y cuáles los Estados, de qué manera avanzar en las políticas exterior y de defensa, qué método elegir para reforzar al Consejo o cómo simplificar los textos legales básicos de la Unión. 'Por último', reza la Declaración, 'se plantea si esa simplificación y redistribución no debería conducir a la adopción de un texto constitucional'.
En los últimos meses, varios líderes europeos ya han irrumpido en la escena para aportar sus tesis e ideas. Las más recientes, en los últimos días, han procedido de Londres y Alemania. La posibilidad de avanzar más hacia unos Estados Unidos de Europa o hacia una Europa de los Estados, en la que los grandes puedan crear un directorio o núcleo duro, sobrevuela buena parte del debate.
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