_
_
_
_

Los museos estatales franceses se enfrentan a la asfixia económica

El enfrentamiento público entre el conservador del Museo del Louvre, Henri Loyrette, y la ministra de Cultura, Catherine Tasca, a raíz de un informe del Tribunal de Cuentas, ha revelado ante la opinión pública los problemas que atraviesan los 3.900 museos franceses, o, cuando menos, los 78 que dependen del Estado o los que como el Louvre, Versalles o Beaubourg tienen el estatuto de ente autónomo.

El 25% de las salas del Louvre -nunca las mismas- permanece siempre cerrado porque el museo no dispone de suficiente personal para vigilar sus 370 salas. El mítico 1% de los Presupuestos Generales del Estado que corresponde ahora al Ministerio de Cultura no basta para mantener en funcionamiento la red museística, y tampoco los nuevos equipamientos que van sumándose al parque cultural francés y que tienden a ser siempre más costosos que los que quieren reemplazar. Por ejemplo, la nueva Biblioteca Nacional engulle cada año 119 millones de euros, cuando la antigua de la Rue Richelieu necesitaba sólo 69.

Y si los nuevos centros son de mantenimiento más caro, no siempre se limitan a sustituir a otros, sino que a menudo son de nueva creación, como el recién inaugurado Palais de Tokyo, la futura Ciudad de la Arquitectura o la Casa del Cine. El 1% del ministerio no basta, pues, para evitar el progresivo endeudamiento de ciertas instituciones, como es el caso del Louvre.

Relativa autonomía

En el pique entre Loyrette y Tasca pesa también el hecho de que la autonomía del Louvre sea muy relativa, ya que se refiere a sus gastos de mejora de infraestructuras -los mecenas privados ayudan de manera considerable-, pero no alcanza a la gestión de su plantilla, que sigue dependiendo del Estado. Y no sólo eso: el 45% del importe de las entradas vendidas por el Louvre es redistribuido por un organismo estatal hacia otros museos que no gozan de un flujo de más de seis millones de visitantes al año.

La crisis del 11 de septiembre también ha influido en esa pública manifestación de desacuerdo. Todos los museos han visto cómo disminuían de manera importante los visitantes (un 20% en el Louvre, un 17% en el de Versalles, un 30% en el D'Orsay, un 7% en el Beabourg). La práctica desaparición de los turistas estadounidenses y japoneses ha reducido los ingresos.

Creados en la Revolución Francesa por un decreto de 1801 que suprime las colecciones reales y las transforma en nacionales, el estatuto de los museos públicos franceses está siendo además objeto en el Parlamento de una amplia revisión legal que tiende a crear una marca o garantía de calidad para los mejores desde un punto de vista de museografía y colección, y a regular de manera moderna la gestión de su patrimonio. El conflicto se produce en el mismo momento también en el que el parisino Beaubourg se enriquece con la donación por la familia Matisse de cinco obras de gran valor.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_