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Entrevista:HORST KÖHLER | Director del Fondo Monetario Internacional

'Argentina no podrá salir adelante sin sufrimientos'

Pregunta. En agosto de 2001, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prestó 8.000 millones de dólares (8.800 millones de euros) a Argentina, pero en diciembre le retiró su apoyo. ¿Qué ocurrió para que se produjese este cambio tan repentino?

Respuesta. En agosto pensábamos que el objetivo de los dirigentes argentinos de alcanzar un déficit cero era factible. El Gobierno decidió hacer frente al deterioro de la situación fiscal. Fernando de la Rúa hizo del pago de la deuda externa una cuestión de honor nacional, mientras que el plan de convertibilidad exigía una sólida política fiscal.

El entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, insistió en mantener la paridad 'un dólar un peso'. En su opinión -y era un punto de vista compartido en la sociedad argentina-, esa regla era indispensable para mantener la estabilidad económica.

'La ruptura económica es la última etapa de una decadencia que comenzó hace décadas'
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Nos preocupaban mucho las consecuencias sociales del plan de déficit cero, pero si hubiésemos rechazado la ayuda a Argentina en agosto del año pasado se habría desencadenado una crisis de inmediato. Después, entre septiembre y noviembre, quedó claro que los argentinos no iban a poder superar la crisis. Lo más evidente era la falta de cohesión política, no sólo entre los distintos partidos, sino también en el seno de los partidos, y que el debate no perseguía la búsqueda de soluciones alternativas, sino que se centraba en la lucha por el poder.

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P. ¿Esa actitud supuso realmente una novedad para usted?

R. No del todo. Aunque pensábamos que la sola amenaza de crisis iba a producir una reacción. Pero eso no ocurrió. Admito que el FMI debería haber estado más atento. La actual ruptura de la situación económica y social es la última etapa de una decadencia que comezó hace décadas y que afecta al conjunto de la sociedad.

Nuestro error fue no haber dicho con firmeza a finales de los noventa que la pérdida de consistencia de las instituciones tendría un coste muy elevado. No prestamos demasiada atención a las consecuencias de la política de Carlos Menem. Ya habíamos advertido de que la convertibilidad tenía que estar acompañada de una política fiscal sana. Pero no parece que se nos prestara atención. Dicho todo esto, hay que reconocer que compartimos este fracaso con la comunidad internacional.

P. A pesar de todo, ¿cree que el FMI retiró su apoyo a Argentina en el momento adecuado?

R. El estatuto del FMI le impide entregar fondos si considera que las políticas emprendidas son insuficientes para superar el problema. Ningún poder del mundo hubiese evitado la crisis argentina.

P. ¿No teme una radicalización en Argentina?

R. Existe el riesgo, aunque espero que no se haga realidad.

P. ¿Con qué condiciones puede ayudar el FMI a Argentina?

R. Hemos ofrecido asistencia técnica. Es legítimo que los argentinos se tomen el tiempo necesario en definir una estrategia de conjunto y duradera. El FMI está dispuesto a apoyar en el plano financiero un plan de este tipo. Pero el camino hacia el crecimiento no pasa por el populismo. Es un camino doloroso y hay que tener en consideración las consecuencias sociales. Hay que ser honesto y decir que Argentina no podrá salir adelante sin sufrimiento.

© Le Monde / EL PAÍS.

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