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El Ejército israelí dinamita los estudios en Ramala de la radiotelevisión palestina

Israel califica el ataque de represalia por el atentado contra una discoteca de Hadera

'No conseguirán hacernos callar', afirmaban ayer en Ramala los trabajadores de La Voz de Palestina mientras desde la calle contemplaban las ruinas humeantes de los estudios y oficinas de la cadena de radio y televisión más importante de los territorios autónomos, portavoz de los mensajes oficiales de la Autoridad Nacional Palestina, que acababa de ser dinamitada por el Ejército israelí. De madrugada, un destacamento apoyado por una decena de tanques había irrumpido en el barrio de Om al Sharraeet para acercarse en silencio al edificio de La Voz de Palestina.

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A esas horas de la madrugada la sede periodística permanecía custodiada únicamente por tres policías palestinos. Los soldados y los tanques, tras rodear el inmueble, conminaron con altavoces a los trabajadores para que abandonaran sus despachos, salieran del edificio y regresaran a sus casas. A continuación, un grupo de expertos militares, presumiblemente ingenieros, procedió a desmontar los equipos técnicos y trasladarlos hasta unos camiones para, a continuación, colocar cargas de dinamita en lugares estratégicos de cada planta.

La operación, que duró escasamente dos horas, finalizó con la explosión del edificio accionada a distancia. Al instante se desató un incendio, mientras una enorme antena ubicada en la terraza empezó a doblarse sobre un edificio de viviendas cercanas, para acabar acostándose delicadamente sobre su tejado. Una segunda antena, aún mucho mas alta, soportó el embate de la dinamita y el fuego. La inmensa parabólica cayó de su emplazamiento, para rodar después como una moneda por el suelo.

La destrucción del edificio principal de Palestinian Broadcasting Corporation, desde la que desde hace siete años se difundían los programas de radio y televisión palestina por toda Cisjordania, Gaza y los países árabes cercanos, no logró silenciar la voz de los palestinos; al mediodía la emisora de radio y televisión había reanudado sus emisiones gracias a las antenas parabólicas y a una red improvisada de transmisores locales, de propiedad particular, que se pusieron voluntariamente al servicio de la Autoridad Nacional Palestina.

El edificio de La Voz de Palestina, de cinco plantas, construido gracias a los fondos de la Unión Europea y a la ayuda especial de los técnicos de la radiotelevisión francesa, que formó a los primeros cuadros y especialistas, había sido inaugurado con gran boato, en uno de los momentos de euforia autonómica, cuando los acuerdos de Oslo empezaron a aplicarse con vigor y los palestinos creían estar a punto de alcanzar su propio Estado.

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La Voz de Palestina en Ramala, símbolo de la Autoridad Nacional Palestina, ha quedado mancillada como lo fueron con anterioridad otros símbolos palestinos como el aeropuerto internacional de Rafah, en Gaza, cuya pista principal y torre de comunicaciones fueron destruidos, o la Casa de Oriente, clausurada y tapiada desde hace más de dos meses.

'Es un nuevo crimen que se añade a los numerosos crímenes cometidos por Israel', aseguraba ayer un portavoz de este medio periodístico.

A media mañana un comunicado oficial del Ejército, emitido desde Jerusalén, reconocía la responsabilidad de la operación contra la sede de la radio y televisión palestinas. El comunicante aseguraba que formaba parte del castigo que se le había impuesto a la Autoridad Nacional Palestina por el atentado perpetrado en una sala de fiestas de Hadera, el pasado viernes, cuando un militante radical palestino irrumpió en una fiesta familiar para asesinar a seis invitados y herir a otros cuarenta. El portavoz militar recalcó que La Voz de Palestina era el epicentro de la campaña de odio que la Autoridad Nacional Palestina impulsa desde el inicio de la Intifada contra la comunidad judía.

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