Alivio para el envejecimiento
'El impacto de la inmigración se deja sentir sobre todo en los hombres en edad activa', explica Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología en la Universidad de A Coruña. Además de contar con una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo, España dispone de una de las mayores esperanzas de vida al nacer (82,5 años para las mujeres y 75,3 para los hombres). Ambos elementos determinan un envejecimiento de la población al alza. 'Si se mantuviera el flujo migratorio, cosa improbable, entre otras cosas porque el ritmo de crecimiento económico se ha atenuado, la fuerte inmigración contribuiría a aliviar el envejecimiento de la población española', plantea Izquierdo. 'De todas formas', apostilla, 'no revertirá la tendencia a una mayor longevidad y a un número de nacimientos inferior al necesario para el reemplazo generacional'.
El aumento de población registrado en los últimos tres años contrasta con algunas predicciones catastrofistas, como las de la ONU. A partir de los datos del censo de 1991, en 2000 aconsejó a España que admitiera 240.000 extranjeros anuales hasta 2050 para mantener su fuerza de trabajo (12 millones de personas en total). El empadronamiento anual de los inmigrantes entre 1998 y 2000 supera ese ritmo.
En 2001, la ONU rebajó su pesimismo, pero advirtió que en 2050 España habría perdido el 22% de su población y sería el país más envejecido del mundo. 'Hacer proyecciones a más de 15 o 20 años es una temeridad, porque es imposible prever a más largo plazo qué ocurrirá con la natalidad o las migraciones', sostiene Izquierdo. Añade que la situación demográfica de España es similar a la de otros países del continente. 'Desde 1987, la población de la UE crece sobre todo gracias a la inmigración. En España ha empezado a ocurrir más tarde', dice.
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