'Disfruto más bailando desde que mi vida ya no es sólo la danza'

Afirma que vivir es más difícil que bailar y huye del divismo con una cálida sinceridad que entierra el insoportable narcisismo en el que viven otras estrellas de la danza. Julio Bocca (Buenos Aires, 1967), primer bailarín del American Ballet Theatre desde hace 16 años y director desde hace una década del Ballet Argentino, vive su espléndida madurez sin obsesionarse por el futuro, disfrutando del placer de la danza y creciendo como artista con enriquecedoras incursiones en el mundo del teatro, el cine y la comedia musical. 'Ahora, cada vez disfruto más bailando desde que mi vida ya no es sólo la danza, y no me obsesiona la hora del retiro', afirma Bocca, que actúa en el Liceo como solista de lujo en el ballet de la ópera Enrique VIII.

'No sé si bailaré hasta los 40 años, buena edad para la retirada, pero esta decisión será difícil'

'Actualmente cada vez me atrae más estar en un escenario sin tener que usar el cuerpo'

El gran bailarín argentino tenía muchas ganas de volver a pisar el escenario del Teatro del Liceo de Barcelona, pero una fuerte gripe, que lo dejó fuera de combate durante varios días, le obligó a cancelar el pasado viernes su actuación en el estreno del montaje de la ópera de Camille Saint-Säens que el Liceo presenta hasta el próximo 17 de enero con la soprano Montserrat Caballé como protagonista estelar. 'Tenía muchas ganas de volver al Liceo y deseaba compartir el mismo escenario con Montserrat Caballé, a quien admiro profundamente. Y gracias a la invitación del teatro, los dos deseos se han cumplido', comenta Julio Bocca.

Ayer sí pudo salir a escena y volvió a hechizar al público con su espectacular técnica y su potencia física. 'Llevo 20 años de carrera, he disfrutado siempre en el escenario y pienso seguir haciéndolo. No sé si llegaré a bailar hasta los 40 años, que es una buena edad para la retirada de un bailarín, y sé que esa decisión va a ser difícil, pero no traumática, porque siempre he buscado otras cosas en la vida. Aprendí que lo importante es crecer como persona y como artista, y que la danza sólo es una parte de mi vida'.

Luchador nato, Bocca habla de la crisis política y económica que sacude Argentina sin perder la esperanza. 'No sé lo que va a pasar, pero de momento hay que aguantar. El año pasado tuve que bajar el sueldo a los bailarines de mi compañía. Se acabaron las subvenciones del Estado y ahora el dinero vuelve a salir de mi bolsillo, pero eso no ha evitado que seis bailarines hayan abandonado la compañía. La situación en Argentina es crítica, pero hay que darle tiempo al tiempo. Afortunadamente, tenemos varias giras por Europa y Estados Unidos que aseguran la supervivencia del Ballet Argentino, compañía que pese a los problemas en mi país quiero que siga teniendo su sede en Buenos Aires'.

Julio Bocca afrontó el año pasado dos incursiones como actor -interpretó el papel de un chico de alterne en una serie de ficción de la televisión argentina, Tiempo final, y actuó en un montaje de Doña Rosita, la soltera, de Lorca-, dos trabajos que suma a su exitosa experiencia en Broadway en 1999, cuando actuó durante dos meses en el musical Fosse, un montaje en homenaje al creador de All that jazz codirigido por su viuda, Anne Reinking, que firmó la coreografía. 'Fue una experiencia fantástica, aunque al principio creí que no podía aguantar el esfuerzo físico que suponen ocho funciones semanales durante dos meses. Pero al final fue una pura diversión', dice.

El famoso bailarín afirma que sus incursiones como actor responden a la necesidad de crecer como artista, de probar otras experiencias fuera del mundo de la danza. 'Uno actúa cuando está bailando, aunque en la danza no puedes usar la palabra. Pero el teatro, el cine y la televisión te obliga a hacerlo y para un bailarín, el hecho de actuar en un escenario sin tener que estar bailando es una experiencia maravillosa que te ayuda a crecer como artista'.

Cosa rara en una estrella de la danza, Bocca considera que no se siente un coreógrafo y piensa en un futuro como actor. 'Si el cuerpo aguanta, querría llegar a los 40, pero no creo que lo consiga, porque el cuerpo, que es muy sabio, te va indicando la hora de la retirada. Los dolores en la espalda, en los hombros, las operaciones... te van dejando huella, así que voy a exprimirlo al máximo y luego, ya veremos. No me quejo, porque estoy en la danza desde los cuatro años y desde los 14 bailando como profesional y he conseguido triunfar en todos los géneros que me han interesado. Pero actualmente, cada vez me atrae más estar en un escenario sin tener que usar el cuerpo'.

A Julio Bocca, que el próximo verano actuará con el Ballet Argentino en los festivales de Peralada (Girona) y Santander, no le gustaría retirarse sin bailar un ballet completo del repertorio clásico en España. 'Al principio de mi carrera actué en el Palacio de los Deportes de Madrid con el American Ballet en una producción de Giselle y en el Liceo sólo había actuado antes con el Ballet Nacional de España, en la época en la que lo dirigía Maia Plisetskaia, pero nunca he venido a España como bailarín estrella en un ballet completo. Y antes de retirarme me gustaría hacerlo, querría bailar Don Quijote o, sobre todo, Romeo y Julieta, dos de los ballets esenciales en mi carrera'.