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Berlusconi se nombra a sí mismo titular de Exteriores

El primer ministro italiano proclama el carácter 'intrínsecamente' europeísta de su Gobierno

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, asumió ayer la cartera de Exteriores, vacante tras la dimisión el sábado de Renato Ruggiero, como consecuencia de una agria polémica entre este último y varios de sus colegas fuertemente críticos con el euro. La marcha de Ruggiero ha sido interpretada en diversos sectores de la política y las altas finanzas italianas como el triunfo de una línea euroescéptica en el Gobierno de centro-derecha. En un intento de borrar esa impresión, Berlusconi reiteró ayer el carácter 'intrínsecamente' europeísta de su Gobierno y de Italia. 'Europa es para nosotros un ideal, una ambición y una necesidad', dijo el primer ministro al tomar posesión de la cartera de Exteriores en la sede del ministerio.

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Il Cavaliere bromeó sobre el número de competencias que asume. 'Se ve que alguien pensaba que me faltaba trabajo', dijo. Obviamente se trata de una medida provisional mientras se decide quién será el nuevo responsable de la diplomacia italiana, pero fuentes próximas al primer ministro coincidían en señalar ayer que no tiene prisa por ser sustituido. No puede decirse lo mismo de los partidos que integran la coalición de Gobierno, ansiosos por ocupar cuanto antes el sillón vacante en un departamento de indudable importancia.

Al reafirmar la vocación europea de Italia, Berlusconi criticó veladamente al resto de los países de la UE. 'La sensación que he tenido cuando me he sentado a la mesa en los consejos europeos es la de representar a un país más europeo que los otros', precisó. No ha sido ésta la impresión que ha dado el Gobierno de Roma en temas candentes como el del mandato de captura europeo o el programa del Airbus A-400M, considerado por otros socios de la UE como piedra angular del proyecto de defensa común. Lo más sorprendente, con todo, en un país de declarada vocación proeuropea como Italia, ha sido la hostilidad con la que varios ministros del Ejecutivo que preside Berlusconi han recibido la entrada en vigor del euro. Una actitud que irritó profundamente a Ruggiero y que ha sido al final el detonante de la crisis que ha provocado su dimisión.

Críticas de Agnelli

Berlusconi dirigirá ahora la política exterior italiana sin tener que escuchar las opiniones y juicios, a menudo críticos, de su ex ministro, un antiguo empleado del gran patrón de la Fiat, Gianni Agnelli, que ayer lamentaba abiertamente su dimisión, calificándola de 'daño para Italia', que sale 'debilitada' de la crisis. Agnelli declaraba su contrariedad y su tristeza por la marcha de Ruggiero, de quien decía, en una entrevista al diario La Repubblica, que 'con su presencia ha conseguido hacer aceptables a los demás en términos europeos'. Una dura opinión que parece marcar el final del apoyo del presidente honorario de Fiat al Cavaliere. Agnelli salió en defensa de Berlusconi durante la campaña electoral cuando el magnate de la televisión privada era víctima de las críticas generalizadas de la prensa internacional. 'Italia no es una república bananera', dijo entonces el patrón de Fiat; sin embargo, ayer reconocía, que, 'por desgracia, aquí ni siquiera tenemos bananas; todo lo más, higos chumbos'.

Lo cierto es que la presencia de Ruggiero, una especie de carabina del establishment italiano en el Ejecutivo de centro-derecha, se había hecho insoportable para éste. 'El Gobierno no necesita ya tutor', habría dicho el propio Berlusconi a sus más directos colaboradores antes de tomar la decisión de destituir a Ruggiero, según el diario La Stampa.

Aunque los múltiples enemigos del ministro dimisionario en el Gobierno cantaban ayer victoria, sintiéndose liberados, muchos analistas políticos apuntaban las dificultades que tendrá que afrontar ahora Berlusconi en la búsqueda del candidato ideal para sustituirle, vista la composición del Ejecutivo. Si Ruggiero era un ministro 'técnico', como le recordó Il Cavaliere en la última polémica, su sustituto tendrá que tener un perfil político y, al mismo tiempo, contar con la misma aceptación internacional que tenía su antecesor.

A la cabeza de la lista de posibles sustitutos se coloca el vicepresidente Gianfranco Fini, líder del partido ex fascista Alianza Nacional (AN). Fini, uno de los políticos que gozan de mayor aprecio popular dentro del Ejecutivo de centro-derecha, aseguró ayer que la continuidad de la política exterior del Gobierno italiano no está en discusión tras la marcha de Ruggiero, pero Marko Tremaglia, uno de los ministros de AN, se permitió criticar a Berlusconi por la forma en la que se ha desarrollado la crisis. En el complejo equilibrio de fuerzas de la coalición, AN tiene poco poder y reclama desde hace meses mayor protagonismo. Otros nombres de menor calibre que se barajan son el del actual ministro para la Función Pública, Franco Frattini, y el del subsecretario de Presidencia y estrecho colaborador de Berlusconi, Gianni Letta, pero Il Cavaliere podría ampliar su interinidad en Exteriores hasta febrero.

El ex embajador Sergio Romano y diversos analistas políticos reclamaban ayer desde las columnas de opinión de los principales diarios italianos explicaciones claras sobre cuál será a partir de ahora la política europea del Ejecutivo. Berlusconi ha insistido en que prevalecerá la línea continuista y proeuropea que ha distinguido a los anteriores Gobiernos del país, pero las continuas declaraciones euroescépticas y la posición asumida por Roma en los últimos meses sobre algunas cuestiones clave como la euroorden hacen temer un cambio de registro. Enrico La Loggia, ministro de Asuntos Regionales, precisaba ayer que el Ejecutivo mantendrá la orientación proeuropea, 'pero sin bajar la cabeza'. Una frase incomprensible que tiene, no obstante, extrañas resonancias thatcheristas y que podría resumir la actitud, un tanto desafiante, adoptada por Berlusconi en su relación con la UE.

En cuanto a las polémicas internas suscitadas por la salida del ministro de Exteriores, el jefe del Ejecutivo italiano, que regresó ayer a Roma procedente de Cerdeña, parece decidido a recoger el guante que ayer le lanzó El Olivo (coalición de oposición) pidiendo la comparecencia del Gobierno en el Parlamento para explicar la dimisión de Ruggiero.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, antes de dirigirse ayer a la prensa en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, antes de dirigirse ayer a la prensa en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.REUTERS

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