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Alemania y Austria frenan una normativa común de emigración

Sus recelos provocan un fuerte retraso del calendario de la UE sobre asilo

Carlos Yárnoz

Los recelos de Alemania y Austria, y en menor medida del Reino Unido, han provocado un importante retraso en el calendario previsto para que los 15 países de la Unión Europea dispongan de una política común de asilo e inmigración. La Comisión Europea ha expresado estos días su malestar porque, en contra de los acuerdos adoptados, los Quince han dejado pasar este año sin aprobar cuatro importantes medidas en ese capítulo, entre las que destaca la gestión coordinada de los flujos migratorios en cooperación con los países de origen.

Esos países son los que hoy día tienen legislaciones más estrictas para controlar la inmigración. En el caso alemán, este mismo año ha endurecido las condiciones para acoger a trabajadores extranjeros y, junto con Austria, ha impuesto a los países candidatos a la adhesión un periodo transitorio de siete años en los que no se aplicará el principio de la libertad de movimientos de trabajadores.

Tres proyectos

El Ejecutivo comunitario había lanzado este año tres proyectos legales para armonizar el procedimiento para la concesión del estatuto de refugiado, la adopción de normas mínimas para la acogida de peticionarios de asilo y las condiciones para facilitar el reagrupamiento familiar. Ninguna de las tres han sido aprobadas por discrepancias entre los Quince, en especial por las duras posiciones de esos tres países, que se escudan en argumentos técnicos.

El Gobierno alemán ha insistido en varias ocasiones ante sus socios que desea una política de emigración común, pero siempre que tenga en cuenta 'los condicionantes de cada país' para poder controlar la llegada de inmigrantes. Berlín, apoyado por Francia, ha optado por defender como iniciativa más prioritaria la creación de una policía europea de fronteras exteriores. Esta tesis quedó recogida en las conclusiones finales de la cumbre europea de Laeken. Por eso en la Comisión creen que los Quince han mostrado mayor interés en luchar contra la inmigración ilegal que en aprobar iniciativas comunes para acoger a los legales.

Los líderes europeos también se lamentaron en esa cumbre, y así se recogió en las mismas conclusiones, de que, 'a pesar de algunos logros , los progresos se han alcanzado menos rápidamente y han resultado menos sustanciales de lo previsto'. 'Por consiguiente', suscribieron los Quince, 'será necesario desarrollar un nuevo enfoque'. En ese sentido, los Quince se han fijado ahora como prioridad que, antes de abril de 2002, la Comisión presente nuevas propuestas, sin duda porque las actuales son consideradas demasiado benévolas para los citados países, a la vez que han pedido 'la integración de la política de los flujos migratorios en la política exterior de la UE, y en particular, la búsqueda de acuerdos europeos de readmisión con los países interesados'.

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En julio ya lanzó la Comisión un proyecto legal sobre la gestión de esos flujos migratorios bajo el principio de que 'la inmigración cero no pasa de ser una ilusión y que la regularización a posteriori de inmigrantes ilegales es incoherente'. El Ejecutivo comunitario proponía que los países de la UE comunicaran a Bruselas qué cupos de inmigrantes iban a necesitar y qué categorías o especialidades para lograr una coordinación común, aunque la decisión final correspondería a cada Estado.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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