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Oporto cierra su año de capital de la cultura con una gran fiesta de 25 horas

Una escultura en bronce de Juan Muñoz queda instalada en el jardín de la Cordoaria

Una gran fiesta con 25 horas ininterrumpidas de espectáculos, música y fuegos artificiales clausuró este fin de semana en Oporto su año como capital europea de la cultura y dio el relevo a Salamanca. El presidente portugués, Jorge Sampaio, afirmó que Oporto ha conseguido implantarse como un nuevo e irreversible polo cultural. No obstante, su año europeo ha estado marcado por los retrasos en las obras de reordenación urbana y nuevos centros culturales, como la Casa de la Música, cuya inauguración está prevista para 2003, y la ausencia de grandes estrellas del rock. El mayor éxito fue alcanzado en las exposiciones del Museo de Arte Contemporáneo de Serralves.

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El presidente Jorge Sampaio explicó que 'Oporto ha ganado mucho no sólo nacional sino internacionalmente; se ha conseguido abrir un nuevo espacio cultural de una forma muy significativa y se ha recuperado una gran parte de la ciudad'. 'Creo', añadió, 'que ha sido una gran experiencia, cuya continuidad depende ahora de los ciudadanos, aunque estoy convencido de que estos impulsos son irreversibles y crean hábitos'. Para el alcalde de la ciudad, Nuno Cardoso, el balance 'es francamente positivo' puesto que abrió nuevas expectativas culturales en el norte del país e impulsó 'sus niveles de desarrollo'. La presidenta de la sociedad organizadora Oporto 2001, Teresa Lago, confía en que la dinámica cultural se mantenga en el futuro: 'Creo que hemos conseguido un gran cambio. Los ciudadanos de Oporto tienen ahora más exigencias culturales, existen condiciones para mejorar la oferta de todo tipo de espectáculos y hemos reducido las limitaciones logísticas. El número de eventos disminuirá, evidentemente, pero eso no será un desastre si la diversidad y la calidad de la oferta se mantienen'. Lago reconoce el gran retraso en muchas de las obras de la ciudad pero afirma que los beneficios serán indudables: 'No hemos hecho ni tampoco estaba previsto construir una ciudad nueva. Cogimos una ciudad con una belleza indiscutible y la hemos modernizado. La hemos dado dignidad y hemos mejorado la imagen en algunas de sus zonas más olvidadas. En vez de abrir avenidas nuevas, hemos abierto jardines antiguos que nadie quería atravesar y ahora son paseos inevitables. Precisamente eso es lo que va a ocurrir en el jardín de la Cordoaria gracias a las esculturas de Juan Muñoz'.

'Trece ríen unos de otros'

Los responsables de Oporto 2001 inauguraron la semana pasada una serie de esculturas (Trece ríen unos de los otros) de diversos artistas, entre ellos el español Juan Muñoz, recientemente fallecido. El director del Museo Serralves, el valenciano Vicente Todolí, uno de los miembros del jurado que eligió a Muñoz para este encargo, sostiene que el escultor 'no quiso hacer una obra impositiva sino cómplice con los viandantes'. Se trata de varios grupos de figuras en bronce que, sentadas en una especie de gradas, hablan asumiendo diversas actitudes. A su juicio, 'es un modelo de arte público que juega con la idea del paseo. Es un trabajo simple y complejo a la vez, como toda gran obra de arte, y además es uno de los últimos trabajos de Juan Muñoz'.

A pesar de los reconocidos beneficios para la ciudad, el año europeo de Oporto ha estado marcado también por la permanente protesta de los comerciantes y una programación cultural excesivamente elitista y sin grandes estrellas del rock, donde el gran éxito fue alcanzado por el Museo de Arte Contemporáneo de Serralves. El museo batió todos los récord de entrada con las exposiciones sobre el paisaje de Gauguin, Monet, Rembrant o Kandinski, la retrospectiva dedicada al norteamericano Dan Graham o las exposiciones de Claes Oldenburg y Coosje Van Bruggen, Juan Uslé, el portugués Amadeo de Souza Cardoso o el holandés Piet Mondrian.

También cabe destacar las conferencias sobre el futuro, con la presencia del Dalai Lama o Salman Rushdie, el ciclo de cine dedicado a Luchino Visconti, la ópera Wozzeck, el festival de teatro y los grandes artistas de la danza contemporánea. El responsable de la programación musical, Pedro Burmester, reconoce que le hubiera gustado contar con la presencia de 'Madonna o Prince', pero 'esos espectáculos hubieran costado otros cuarenta proyectos'. Para Burmester, habría sido 'un buen regalo contar con algunos de los grandes nombres de rock, pero las limitaciones financieras de Oporto 2001 y la inexistencia de un espacio de grandes dimensiones no lo permitieron'. A cambio de ese naufragio, duramente criticado en Portugal, Burmester justifica la presencia de una gran parte de los artistas nacionales.

No obstante, la gran fiesta de clausura trasladó 'con gran satisfacción el relevo' a la ciudad de Salamanca, que prepara una ambiciosa oferta para el próximo año, según declaró Enrique Cabero, coordinador general del proyecto español, que asistió en Oporto al cierre de los actos como capital cultural.

Un espectáculo de teatro en la calle celebrado este fin de semana en Oporto.
Un espectáculo de teatro en la calle celebrado este fin de semana en Oporto.PAULO RICCA (PÚBLICO)

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