'Hay que oponerse a la confusión entre acción militar y ayuda humanitaria'
Rafael Vila-San Juan (Barcelona, 1961) es desde 2000 secretario internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF), organización que cumplió 30 años el pasado viernes y que cuenta con 2,5 millones de socios en el mundo (180.000 en España), con un presupuesto de unos 55.000 millones de pesetas (4.000 en España).
Pregunta. Tras el 11 de septiembre, la ayuda humanitaria parece condenada a seguir las iniciativas de castigo al terrorismo. No parece un adelanto.
Respuesta. Hay que oponerse a la confusión entre acción militar y ayuda humanitaria que quieren imponernos. Si esa confusión va a más, nuestro trabajo irá a menos. Desde una óptica humanitaria, nos preocupa la duplicidad del discurso: por un lado se condena el terrorismo y por otro Estados Unidos rechaza la creación de un Tribunal Internacional que pueda juzgar a sus ciudadanos. El 11 de septiembre debería obligar a la comunidad internacional a un debate sobre las causas de los conflictos y sobre las nuevas relaciones que hay que construir.
P. El pasado abril MSF, Oxfam y las ONG de lucha contra el sida lograron una victoria contra las multinacionales farmacéuticas en Suráfrica, al lograr que los países pobres puedan fabricar o importar genéricos. Pero ahora el Gobierno surafricano recurre judicialmente para evitar tener que suministrar gratis el antiviral nevirapina a todas las embarazadas. ¿El enemigo es ahora el Gobierno de Thabo Mbeki?
R. El Gobierno surafricano tiene que cambiar su postura, y vamos a presionarle para que lo haga. Aquella victoria de abril fue sólo el principio de algo muy importante, pero ahora hay fuerzas muy interesadas en frustrar la aspiración que defendemos: demostrar que el acceso universal a los medicamentos es factible.
P. Al menos la Organización Mundial del Comercio (OMC) sí ha reconocido el derecho de todos los países a proveerse de genéricos en una emergencia. ¿Eso no tiene marcha atrás?
R. Ha sido un paso importante en el buen sentido. Nosotros no estamos contra los acuerdos TRIPS sobre patentes, porque las patentes también financian la investigación. Lo que defendemos son los precios diferenciales para cada país. En la cumbre de Qatar de la OMC se vio que los Países Menos Adelantados (PMA) eran capaces de unirse para proclamar sus derechos sanitarios.
P. ¿Confía MSF en el Fondo Antisida de 14 billones de pesetas propuesto por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, a todos los gobiernos?
R. Tenemos muchas dudas sobre la gestión de ese fondo y sobre todo sobre a qué enfermedades pretende enfrentarse. Falta definición. El objetivo contra el sida es claro, pero es que el sida sigue generando investigación porque aún afecta a Occidente. En cambio, ¿qué ocurre con la malaria, la enfermedad del sueño, la leishmaniasis? ¿Y con la tuberculosis, donde no hay investigación a la vista en los próximos 10 años?
P. ¿Cuál es el mayor reto hoy para la ayuda humanitaria?
R. Hace 30 años pensábamos que el mundo podría ir siendo más seguro. Pero las cosas no van yendo por ese camino. El mayor reto, el aspecto que se ha degradado más, es el trato a los refugiados: hoy son víctimas que ni siquiera ven reconocido el derecho a escapar de una situación peligrosa. Todos los poderes e incluso las agencias de la ONU intentan mantenerles dentro de las fronteras. Ahí está Afganistán: gente atrapada en su territorio.
P. Cuando usted asumió su cargo criticó que el Gobierno español carecía de mecanismos eficaces para la ayuda humanitaria y para coordinarse con las ONG. A la luz de la presente crisis, ¿han mejorado las cosas?
R. Siguen igual. Tenemos relaciones dífíciles por esa carencia de mecanismos. Esperemos que, con la presidencia española de la UE, se contagie un poco del espíritu y de la eficacia europeos.
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